Un Julio César poliédrico cruza el ecuador del Festival de Mérida

  • El ansia de poder de Julio César llega mañana al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida para recordar que los problemas que abordaba William Shakespeare en su obra son los mismos veintiún siglos después, que esta vez pondrá sobre las piedras del Teatro Romano el director Paco Azorín.

Mérida, 23 jul.- El ansia de poder de Julio César llega mañana al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida para recordar que los problemas que abordaba William Shakespeare en su obra son los mismos veintiún siglos después, que esta vez pondrá sobre las piedras del Teatro Romano el director Paco Azorín.

Se trata, ha dicho Azorín en la presentación de la obra en Mérida, de una historia con múltiples lecturas en la que caben la tiranía, la demagogia y la corrupción, pero también la justicia y el bien común, que provocan el asesinato de Julio César y desencadenan conflictos políticos y morales.

Es un elenco puramente masculino de ocho actores que atravesará el ecuador del Festival mañana con 6.109 entradas anticipadas vendidas.

Con el reparto, encabezado por Mario Gas (Julio César), Sergio Peris-Mencheta (Marco Antonio) y Tristán Ulloa (Bruto), se ha pretendido enfatizar la virilidad y su crítica hacia ella, pues los dos personajes femeninos que aparecen en el texto original han sido suprimidos en esta adaptación de Azorín.

La obra "poliédrica" de Shakespeare hará plantearse al espectador la dicotomía de si se encuentra ante un asesinato o ante una defensa de la justicia.

"Un pase mágico, sencillo y fácil" que pone de manifiesto "lo mal" que lleva y ha llevado el mundo la política de los hombres.

Para esto, la traducción de Ángel Luis Pujante ha sido determinante pues tiene la "particularidad" de hacer que parezca que Shakespeare escribía en castellano.

En el escenario confluirá el personaje de un Julio César "emblemático" que se define en tres escenas antes de su pronta muerte, representado por "el mejor actor que en este momento podía interpretarlo", Mario Gas.

Sergio Peris-Mencheta, en la piel de Marco Antonio, supone un "punto de inflexión" en la historia, dentro de la que se mueve improvisando movido por "las tripas y el corazón".

La trama la desencadena el asesinato de Julio César a manos de Bruto, cuyo gran conflicto es la idea "injusta" que se acaba extrayendo del personaje.

Tristán Ulloa, encargado de darle vida, defiende que luchaba por el bien común por encima de la muerte de una persona querida, aunque hubiera tenido que ser su propia vida la que se sacrificase.

En esta "tragedia de las equivocaciones" que los hombres desencadenan en su posición, Bruto se pronuncia como el "más noble de los conspiradores".

Dentro de la doble respuesta a si Julio César era un gran emperador guiado por la justicia o un tirano, se desencadena la acción de Bruto, "quizá el primer republicano de la historia".

Entre un obelisco de nueve metros de altura, símbolo del poder constante en la obra, y una pantalla gigante resurgen también los personajes de Casio, Casca, Decio, Metelo y Octavio, en el cuerpo de José Luis Alcobendas, Agus Ruiz, Pou Cólera, Carlos Martos y Pedro Chamizo, respectivamente.

Siete representaciones, todas con localidades agotadas, respaldan al "estreno en mayúsculas" de mañana en el Teatro Romano de Mérida, escenario para el que estaba pensada esta coproducción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, el Teatro Circo de Murcia y Metaproducciones.

Mostrar comentarios