Un museo científico es bueno cuando se sale con más preguntas, según experto

  • Lo que hace que un museo científico sea bueno es que las personas que lo visitan salgan con más preguntas que cuando entran, según Martin Storksdieck, experto de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, quien opina que no hay materia imposible de exponer, aunque sí algunas cuestiones más difíciles.

Madrid, 6 oct.- Lo que hace que un museo científico sea bueno es que las personas que lo visitan salgan con más preguntas que cuando entran, según Martin Storksdieck, experto de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, quien opina que no hay materia imposible de exponer, aunque sí algunas cuestiones más difíciles.

En una entrevista con Efe, este experto en museología señala que cuando un museo es bueno un visitante "quiere volver rápidamente", porque, entre otras cosas, "siente curiosidad".

"Esto vale tanto para museos de ciencia como para otro tipo de museos", asegura Storksdieck, invitado a dar una conferencia por la Obra Social "la Caixa" en el marco del III Simposio de Museología Científica, celebrado esta semana en Madrid con la colaboración además de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.

Para este experto, los visitantes acuden a los museos científicos por varias razones.

Muchos porque tienen interés en los logros humanos; otros porque quieren que sus hijos "encuentren fascinante algo que ellos no sienten así", y algunos, los más curiosos, para vivir una experiencia.

Aunque "la mayoría acude porque encuentra que la ciencia es fascinante", recalca este experto.

No obstante, admite, que cuando su equipo pregunta a un visitante por qué va a un museo éste "tiene que pararse y pensar".

Storksdieck, también director de la Junta de Ciencias de la Educación en el Consejo Nacional de Investigación de EEUU, no cree que haya mejores museos en Estados Unidos que en Europa: "hay buenos en un lado y otro", aunque sí declara que, si bien los centros estadounidenses son por lo general más caros, absorben más visitantes.

"Es un fenómeno interesante", según este experto, para el que, dice, no tener respuesta.

Los museos científicos comenzaron a modernizarse en 1965, aunque el antes y el después llegó hace diez o quince años.

En este sentido, explica que la interactividad, gracias en parte a las nuevas tecnologías, ha supuesto un gran impulso: "ahora existe un movimiento tendente a meter la mano", afirma en relación a la posibilidad de tocar objetos y probar experimentos en muchos museos.

En cuanto a si hay materia imposible de exponer, Storksdieck cree que no, aunque sí aspectos más difíciles de mostrar en un museo y se pregunta cómo presentar la teoría física de cuerdas, por ejemplo.

Este experto asegura que el tema que más adeptos tiene claramente es el de los dinosaurios, porque estos animales tienen mucho que ver con "esa experiencia que la gente quiere vivir en un museo".

Un museo científico es aburrido cuando presenta las cosas como "una especie de receta", según este experto, quien añade que la autenticidad de las piezas contribuye a la validez del centro.

Storksdieck, quien en el momento de la entrevista no había visitado ningún museo español, aunque sí tenía intención, concluye que un buen método para mejorar los museos es su evaluación.

Una evaluación previa, inteligente, continua y formativa puede desempeñar un papel clave en la toma de decisiones sobre las experiencias del visitante y las inversiones estratégicas a realizar en centros y museos de ciencias, ha dicho el científico, que concluye que los museos sirven para conectar la sociedad con la ciencia.

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