Un "Otello" blanco para tiempos de crisis

  • El Festival Internacional de Santander (FIS) cumple 60 años aunque el aniversario no llega en la mejor época para grandes y costosos espectáculos. La ópera, como ya es traición, ha vuelto a protagonizar la jornada inaugural pero en formato de concierto: un "Otello" blanco para tiempos de crisis.

Lola Camús

Santander, 1 ago.- El Festival Internacional de Santander (FIS) cumple 60 años aunque el aniversario no llega en la mejor época para grandes y costosos espectáculos. La ópera, como ya es traición, ha vuelto a protagonizar la jornada inaugural pero en formato de concierto: un "Otello" blanco para tiempos de crisis.

El público, acostumbrado, edición tras edición, a montajes operísticos espectaculares, más o menos afortunados pero, desde luego caros, ha tenido que hacerse a la idea de que este año no iba a disfrutar del "espectáculo total" que para muchos es la ópera, ese género que reúne todo lo que se puede pedir sobre un escenario.

Pero siempre quedará la música y la partitura que hoy tenían sobre el atril los profesores de la Orquesta Sinfónica de Bilbao es una auténtica obra maestra, la obra de un Verdi más que maduro que busca nuevas formas de hacer ópera y cuyo "Otello" tuvo una influencia decisiva entre los nuevos compositores, los veristas.

"Otello" logró un éxito clamoroso en su estreno en 1887 en La Scala de Milán, en parte porque el público estaba ansioso por escuchar lo nuevo del maestro de Buseto después de un largo silencio, que solo logró romper su relación con el brillante libretista Arrigo Boito, compositor también, aunque de una sola ópera, "Mefistófeles".

Su dramatismo, su verdad, su teatralidad, la descripción musical de los personajes, su orquestación espectacular, que algunos emparentaron con Wagner, hicieron el resto.

Y hoy, más de un siglo después, este "Otello" ha vuelto a entusiasmar, sin decorados ni trajes brillantes ni ingeniosos trucos escénicos. A pesar de ese moro de Venecia blanco o de esa Desdémona que no muere sobre el lecho.

El tenor argentino José Cura, que ha ofrecido al público buenos momentos y otros que no lo han sido tanto, es un viejo conocido en el Festival de Santander, donde ha sido "Sansom" y también ha mostrado su faceta como compositor.

En su tercera actuación en cinco años ha estado acompañado por la soprano Bárbara Fritoli, precisamente la Desdémona con la que debutó en este papel tan exigente, uno de los retos más difíciles a los que puede enfrentarse un tenor. Desde entonces han repetido en numerosos teatros, como dejó bien claro la cantante italiana en la presentación de la jornada inaugural: "me ha matado ya muchas veces".

Fritoli, lo mejor de la noche, se ha metido al público en el bolsillo con su canto dramático pero delicado para dar vida a esa Desdémona que Verdi y Boito concibieron como un ser angelical, pura inocencia.

La soprano ha sido la más aplaudida, al final de la noche y también tras su interpretación sin peros de ese "Ave María" que precede a su muerte y que ha sido acogido con un clamor de bravos.

Y también le han llovido aplausos al barítono Lado Atenelli, que además no era el Iago previsto en un principio. El cantante que anunciaban carteles y programas, Vladimir Stoyanov, enfermó y el georgiano tuvo que acudir a toda prisa el viernes para sustituirlo.

Su Iago ha gustado, aunque se ha echado de menos un poco más de fuerza en el famoso "Credo", toda una diabólica declaración de fe que además es cosecha de Boito, porque nada semejante aparece en el clásico de Shakespeare. También su traje de chaqueta, de un brillo indescriptible, ha sido de lo más comentado en los pasillos del teatro cántabro.

El FIS ha empezado a apagar las 60 velas de su cumpleaños con la penúltima ópera de Verdi, y también su penúltimo Shakespeare (después vendría otro operón, Falstaff).

Así ha querido hacer un guiño al Palacio de Festivales, que abrió sus puertas, ahora hace veinte años, con esta ópera y Plácido Domingo, el "Otello" indiscutible de los ochenta y los noventa.

El Palacio ha sido la sede del festival en las dos últimas décadas, después de cuarenta años de conciertos y espectáculos al aire libre en la Plaza Porticada.

Pero los nostálgicos están de enhorabuena porque los aniversarios son muy apropiados para echar la vista atrás y el FIS volverá a la Porticada en este verano de 2011, al menos en varias de sus jornadas.

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