Una estatua en Las Ventas para Luis Miguel Dominguín, el "número uno"

  • Una estatua en bronce recordará desde hoy en la explanada principal de la plaza de toros de Las Ventas al torero madrileño Luis Miguel Dominguín, que se autoproclamó "número uno" del toreo en ese mismo ruedo a finales de los años cuarenta del pasado siglo.

Madrid, 8 may.- Una estatua en bronce recordará desde hoy en la explanada principal de la plaza de toros de Las Ventas al torero madrileño Luis Miguel Dominguín, que se autoproclamó "número uno" del toreo en ese mismo ruedo a finales de los años cuarenta del pasado siglo.

Coincidiendo con el decimoséptimo aniversario de la muerte del diestro, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid le han rendido homenaje trasladando a esa ubicación una estatua que permanecía en el interior del museo taurino de la plaza.

La escultura es obra del artista Ramón Aymerich y representa a Dominguín en gesto triunfal, recogiendo una ovación con el brazo derecho en alto mientras da una vuelta al ruedo de las muchas que dio en Las Ventas.

Miembro de una saga de toreros, Dominguín fue un diestro dominador y de una gran inteligencia lidiadora. Salió hasta cinco veces por la Puerta Grande de Las Ventas, donde rivalizó en sus inicios con Manuel Rodríguez, "Manolete", con quien también alternaba la tarde de su muerte en Linares (Jaén).

Sus triunfos en los ruedos y su soberbia personalidad, que incluso le hacía enfrentarse a los públicos más exigentes, le granjearon una gran fama que llegó saltar las fronteras de lo taurino, tanto dentro como fuera de España.

El premio nobel de Literatura Ernest Hemingway llegó a seguirle tarde a tarde en la disputada temporada taurina que protagonizó en 1959 junto a su cuñado Antonio Ordóñez, reflejada en los reportajes que, para la revista "Life", el escritor título como "El verano sangriento".

Más allá de la arena, se convirtió en un icono mediático que acaparó las portadas de las más importantes revistas internacionales. Amante de famosas y bellas actrices, íntimo de Pablo Picasso y habitual junto al Francisco Franco, el sagaz torero madrileño se movió con el mismo desparpajo ante el toro que en las más altas esferas de la política y la sociedad de su tiempo.

La estatua con su figura que hoy ha sido trasladada de ubicación fue erigida hace unos años por suscripción de una larga lista de amigos y admiradores. Y de esta forma se une a las ya instaladas en el exterior del coso venteño, dedicadas al doctor Fleming y a los diestros Antonio Bienvenida y José Cubero "Yiyo".

Además de los toreros Curro Vázquez, esposo de su sobrina Patricia, y El Soro, entre otros muchos taurinos y aficionados, al acto de homenaje asistió la hija menor del homenajeado, Paola Dominguín, que aseguró que, "gracias a Madrid, con esta estatua queda la huella de una dinastía de lujo que supo hacer historia".

"Desde ahora -aseguró con orgullo la hermana de Miguel Bosé- los aficionados madrileños tienen un nuevo punto de encuentro antes de entrar a los toros: a los pies de Luis Miguel...".

Por su parte, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, afirmó que el torero madrileño se merecía este acto "por su trayectoria y personalidad. Aunque, en realidad, este es sólo un pequeño homenaje para quien fue un grande del toreo".

Cerró el acto el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, que aseguró que la figura de Luis Miguel Dominguín "está presente en el corazón de los madrileños y, como todos los mitos, gana con el paso de los años. Madrid no olvida a sus toreros y por eso esta estatua está ahora donde se merece", concluyó.

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