Una exposición disecciona las exhumaciones de fosas de la Guerra Civil

  • La Universidad del País Vasco ha inaugurado la exposición "Exhumando fosas, recuperando dignidades" que muestra parte del trabajo realizado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi en colaboración con la UPV/EHU y el Gobierno Vasco en torno a la investigación de fosas de la Guerra Civil desde el año 2000.

Bilbao, 17 dic.- La Universidad del País Vasco ha inaugurado la exposición "Exhumando fosas, recuperando dignidades" que muestra parte del trabajo realizado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi en colaboración con la UPV/EHU y el Gobierno Vasco en torno a la investigación de fosas de la Guerra Civil desde el año 2000.

La muestra se enmarca en el proyecto "Memoria(z) tartean" del Campus de la UPV/EHU de Bizkaia y ha sido coordinada y dirigida por Pilar Cobos en colaboración con el asesoramiento técnico de Lourdes Herrasti, Iñaki Egaña, y el forense Francisco Exteberria, según ha informado la universidad en un comunicado.

La exposición, que estará abierta hasta el día 16 de enero en el Paraninfo de la UPV/EHU, hace un recorrido desde que en 2002 Aranzadi llevó la primera exhumación en el País Vasco, concretamente en Zaldibia (Gipuzkoa).

Desde entonces, esta sociedad ha participado en más de 70 excavaciones y ha recuperado los restos de 600 personas.

Esta labor supone el 30 % de las exhumaciones que se han llevado a cabo en España y la sociedad dispone de una base de datos con más de 40.000 fotografías de localización y excavación de fosas, así como grabación de testimonios y material de investigación que tiene como objetivo dar a conocer la labor realizada.

La exposición se divide en cuatro bloques temáticos (las personas, la fosa, el laboratorio y el homenaje), representados en 40 lienzos impresos que explican tanto el proceso científico como humano de las exhumaciones.

Sobre el suelo de la sala se muestra una fotografía de la fosa 4 de La Andaya, Burgos, en la que se ven los 29 esqueletos que se encontraron durante la excavación colocados tal y como aparecieron, a tamaño natural.

En el primer bloque, se destaca la labor del informante, que es la figura "clave" tanto para encontrar la fosa como para esclarecer los hecho ocurridos y facilitar el reconocimiento de las personas desaparecidas.

En ocasiones, fueron testigos directos y otras veces son personas que conocen la historia porque se las han transmitidos su padres o sus abuelos.

La muestra explica que para la exhumación de una fosa se necesita la colaboración de un equipo interdisciplinar compuesto por historiadores, arqueólogos, antropólogos y forenses.

Aparecen fotografías de familiares de desaparecidos en las fosas donde han estado enterrados 70 años y también hay imágenes de los especialistas excavando, de restos humanos y de otros objetos, como pendientes o una hebilla con el anagrama del Gobierno Vasco que apareció en una fosa en Gipuzkoa.

La exposición también muestra como se realiza el proceso de extracción de los restos y se explica cómo se catalogan y se guardan para que no se deterioren en su traslado al laboratorio.

Una vez que llegan a manos de los científicos y forenses, se explican los procesos llevados a cabo para su identificación y posterior entrega a sus familiares.

La exposición presta una especial atención a los homenajes que se han organizado a los desaparecidos durante la Guerra Civil a través de seis lienzos, que explican la importancia de ese tipo de actos, ya que es un reconocimiento social de su condición de víctimas.

Hay imágenes, por ejemplo, del homenaje en Fontanosas (Ciudad Real), donde en 2006, familiares dejaron las huellas de sus manos sobre la tumba de los siete vecinos del pueblo ejecutados en 1941.

También se muestran fotografías de diferentes actos en memoria de las víctimas y de personas recibiendo los restos de sus allegados.

Es el caso de Arantza Saseta, que aparece recogiendo en 2008 los restos de su tío, Candido Saseta Extebarria, comandante del Euzko Gudarostea, de manos del secretario general de Aranzadi, Juantxo Agirre Mauleón.

Hace 13 años el fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, solicitó la ayuda de la Sociedad de Ciencias Aranzadi para encontrar los restos de su abuelo fusilado en 1936.

Durante ese año, se exhumaron los cuerpos de 13 personas en León, entre ellos el del abuelo de Silva.

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