Una exposición en Londres documenta con Gossaert una etapa clave de la pintura flamenca

  • Londres.- Jan Gossaert, conocido como Mabuse, es una figura central en la transición de la pintura de los Países Bajos del gótico imperante en el norte de Europa al Renacimiento de factura italiana.

Una exposición en Londres documenta con Gossaert una etapa clave de la pintura flamenca
Una exposición en Londres documenta con Gossaert una etapa clave de la pintura flamenca

Londres.- Jan Gossaert, conocido como Mabuse, es una figura central en la transición de la pintura de los Países Bajos del gótico imperante en el norte de Europa al Renacimiento de factura italiana.

A partir de mañana miércoles, quienes visiten la capital británica podrán admirar ejemplos exquisitos de su arte y el de algunos de sus más famosos contemporáneos gracias a la exposición que le dedica la National Gallery hasta el próximo 30 de mayo.

Alrededor de ochenta obras integran la exposición: muchas de ellas no han tenido que viajar pues esa galería puede presumir de un importante grupo de pinturas de su mano.

Otras han venido de museos españoles, como el Prado y el Thyssen-Bornemisza, o de pinacotecas de Viena, Berlín, Bruselas y La Haya (Países Bajos), así como de centros de arte de Estados Unidos, de Washington y Nueva York.

Es pues una ocasión única de ver las creaciones de algunos de los más destacados artistas flamencos que convirtieron al período que va de 1430 a 1530 en una de las edades de oro de la pintura de los Países Bajos.

Así figuran Robert Campin, Rogier van der Weyden, Quentin Massys, Brueghel el Viejo, Gerard David, que colaboró con Gossaert en algunas de sus creaciones, o Lucas van Leyden, junto a los de otros países como el alemán Martin Schongauer, su compatriota Alberto Durero, una de las grandes influencias de Gossaert, o el veneciano Jacobo de Babari, que trabajó y murió en Flandes.

Gossaert (1478-1532) tuvo la suerte de vivir en una época de esplendor de esa región debido tanto a su activo comercio, que hizo prósperas a ciudades como Gante, Bruselas, Brujas o Amberes, como al mecenazgo artístico del riquísimo Ducado de Borgoña, primero, y de los Habsburgo, más tarde, a través del matrimonio de María, hija del duque borgoñón Carlos el Temerario, con el futuro emperador Maximiliano I.

Gossaert trabajó para diversos miembros de la corte borgoñona, entre ellos Felipe de Borgoña, su sobrino nieto Adolfo de Borgoña, además de realizar encargos para Margarita de Austria y el rey Cristiano II de Dinamarca.

Al servicio de Felipe de Borgoña, hijo de Felipe el Bueno, fue con él a Roma en una misión diplomática, viaje que los historiadores consideran como un momento crucial para la evolución de la pintura en los Países Bajos.

En Italia, pudo conocer de primera mano no sólo los monumentos de la antigüedad romana sino familiarizarse con las nuevas conquistas pictóricas del Renacimiento italiano, lo que contribuiría a un cambio de dirección del arte flamenco.

En los cuadros que pintó tras su regreso introdujo, entre otros, elementos arquitectónicos de ese nuevo estilo, muchos de ellos por ejemplo como marco de sus cuadros de inspiración religiosa aunque a veces combinándolos con otros del gótico.

Pero Gossaert fue además, como escribió un contemporáneo, el primer artista que llevó desde Italia a la Europa del Norte el arte de ilustrar "historias y poesías con figuras desnudas".

De Italia tomó los temas mitológicos, que le sirvieron de pretexto para expresar una celebración de los placeres del cuerpo, una sensualidad que no se limita a los dioses como Neptuno y Afrodita, Venus y Cupido, a Heracles y su tercera esposa, Deyanira, sino que impregna también los temas bíblicos.

Destaca la caída del hombre, tema que parece haberle fascinado pues volvería una y otra vez a lo largo de treinta años de carrera, explorando la naturaleza fuertemente erótica, en su particular tratamiento, de la relación entre Adán y Eva.

Por primera vez estarán además juntos en una exposición las tres partes del famoso tríptico titulado "Agonía en el Jardín de Getsemaní", cuyo elemento central, procedente de la Gemäldegalerie berlinesa, es por sus efectos lumínicos y atmosféricos una de las escenas nocturnas más fascinantes de la historia de la pintura.

Inspirándose en las "madonnas" renacentistas que vio en su viaje a Italia, Gossaert creó también composiciones destinadas tanto a las iglesias como a la devoción privada que se distinguen, entre otros elementos, por la espontaneidad de movimientos del niño Dios o el carácter sensual del abrazo de madre e hijo.

La última sala de la exposición está dedicada a los retratos. No hay que olvidar que Gossaert es uno de los más grandes retratistas de la pintura flamenca tanto por su meticulosidad como por la penetración psicológica que demuestran, por ejemplo, su doble retrato "Una Pareja Anciana", de la National Gallery de Londres, o el "Retrato de comerciante", de la pinacoteca homónima de Washington.

Joaquín Rábago

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