Una fiebre libertina sacude las librerías

  • Escribieron en Francia en los siglos XVII y XVIII, se rebelaron contra la moral, la religión y la censura. Varias editoriales recuperan lo esencial de su filosofía y su literatura
Elena Cabrera

La Iglesia católica y protestante del siglo XVII echaba la culpa de la crisis de fe a la sexualidad y la falta de moral. Nada muy alejado de lo que piensa la Iglesia de nuestros días. Pero hace cuatro siglos los intelectuales reaccionaron ante esos principios morales socavando aún más la moralidad imperante, hasta el punto de originar un movimiento conocido como libertinaje. En cambio, la revuelta de la intelectualidad del siglo XXI ante la presión de la Iglesia católica aún está por ver.

No hay más que acercarse a las mesas de novedades de las librerías para detectar la palabra libertino aquí y allá. Hay que dejarse tentar por ella. Definimos al libertino como hombre de costumbres depravadas pero eso es, en realidad, una simplificación de un término político que fue cambiando de significado a su paso por la religión, luego por la filosofía y después por el erotismo y la moralidad. Así lo explica el antólogo Mauro Armiño en su prólogo de los Cuentos y relatos libertinos editado por Siruela en 2008 (se pueden leer y descargar aquí (PDF) las primeras páginas).

Los libertinos franceses del XVII fueron los precursores de los hombres ilustrados que sentarían las bases de la Revolución Francesa. Aquellos libertinos han sido denominados los "eruditos", para diferenciarlos de los vividores y los epicúreos, la corriente que la crítica literaria denominó "libertinismo escandaloso o de las costumbres". "Libertino es aquel que se deja llevar por los impulsos, sin menospreciar la razón" explica Paula Cifuentes, directora de la colección Serie Libertina que comienza a publicar ahora la editorial Barril & Barral. El libertino es aquel que "no cercena su naturaleza".

Adictos a la lujuria

Erotismo y libertinaje no es lo mismo. Aunque "el erotismo está presente en lo libertino", el término "va mucho más allá". El libertino original "luchaba contra una idea religiosa o contra una determinada idea filosófica, es el verdadero 'ser libre', tanto en sus relaciones sexuales como en su moral" aclara Cifuentes.

"Hay algo generoso en la lujuria", escribió en el siglo XVII John Wilmot. Wilmot, segundo conde de Rochester, murió de sífilis y otras enfermedades venéreas, además de alcoholismo y depresión. Pero vivió como poeta libertino sin ataduras morales. Johnny Depp le interpretó en la irregular película The Libertine que en cambio cuenta con un magistral monólogo inicial:

Wilmot escribió un libreto teatral en defensa de la libertad sexual que fue titulado Sodom, or the Quintessence of Debauchery y que fue publicado después de su muerte, perseguido por obscenidad y quemado, habiendo sobrevivido un solo ejemplar (obra completa en inglés).

El recientemente fallecido Carlos González del Pieeditó en 2005 para Miraguano una recopilación de cuentos libertinos franceses del siglo XVIII. Y la editorial de la librería Antonio Machado publicó a finales de 2009 la Antología de textos libertinos franceses del siglo XVII, una muestra de la filosofía de libertinos eruditos como Francois Garasse, François de la Mothe le Vayer o Pierre Charron.

Si a estas dos obras le sumamos el libro de Mauro Armiño publicado por Siruela en 2008 y la colección que Paula Cifuentes inicia con La educación de Laura del Marqués de Mirabeau pareciera que hubiera una verdadera fiebre libertina. ¿Puede ser casualidad tanto libertino en la librería?"No creo que sea casualidad" afirma tajante Paula Cifuentes.

Para la escritora, autora de cuentos y dos novelas históricas, existe una relación entre la atención que se presta a los libertinos y la proliferación de nuevas editoriales. "A pesar de todo ese debate de si el libro va a pervivir como tal o se va a adoptar un formato digital, el número de editoriales que se dedican a publicar libros, entendidos como tal, con hojas y lomos, no ha dejado de crecer. Son editoriales con una idea clara de literatura, que buscan buenos libros más allá de las etiquetas".

Censuras

Y el siglo XVIII es uno de esos cajones en los que rebuscar para encontrar buena literatura inédita en castellano. "Fue un siglo en el que la idea de literatura se une a la idea de libertad", recuerda Cifuentes. "No hay que olvidar que estamos hablando del siglo de las luces. Es una época en la que se publicaron grandes libros que merecen ser recuperados. Libros que precisamente por esa libertad, que a veces da tanto miedo ver negro sobre blanco, nunca habían visto la luz en nuestro país".

¿Una moda? "No, lo de los libertinos barrocos no es una moda, es una necesidad: el decurso natural que prueba que en nuestro país hay un interés por los libros buenos, ya sea por parte de las editoriales como por los lectores".

Algunos de los textos que aparecerán en la colección Serie Libertina de Barril & Barral tardaron años en ver la luz y a veces sus autores fueron perseguidos por ellos, como fue el caso del Conde de Rochester que interpretó Depp en el cine. Pero este actor no fue el único en encarnar un personaje semejante en la pantalla. Vincent Pérez protagonizó la cinta francesa Le Libertin, encarnando a Denis Diderot, el filósofo ilustrado creador de La Enciclopedia. Los grandes pensadores de la Ilustración francesa del siglo XVIII como Voltaire, Diderot, el barón d'Holbach o La Mettrie son los herederos directos de los libertinos del XVII, como explica Pedro Lomba en su Introducción al libro editado por Antonio Machado.

Porque la censura "siempre ha existido en mayor o menor medida hay que recuperar textos que nos explican cómo somos", sentencia Cifuentes. La sensualidad lasciva, atea y contestaria de los libertinos de hace cuatro siglos encaja perfectamente en el siglo XXI.

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