Una muestra aborda la indiferencia de Hitler hacia su pueblo ante la derrota

  • El centro de documentación Topografía del Terror presentó hoy en Berlín una exposición que ilustra los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial y la indiferencia ciega con la que Hitler abocó a la muerte a su propio pueblo, consciente incluso de que la contienda estaba perdida.

Berlín, 8 dic.- El centro de documentación Topografía del Terror presentó hoy en Berlín una exposición que ilustra los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial y la indiferencia ciega con la que Hitler abocó a la muerte a su propio pueblo, consciente incluso de que la contienda estaba perdida.

"No capitularemos, jamás. Podemos estar acabados, pero arrastraremos un mundo con nosotros", dijo Hitler en 1945, una cita que demuestra lo poco que le importaba al "führer" su pueblo, destacó durante la presentación de la muestra Claudia Steur, comisaria de la exposición "Alemania 1945, los últimos meses de la guerra".

Con el fracaso de la última gran ofensiva alemana en las Ardenas en enero de 1945, la guerra iniciada por Alemania en 1939 estaba perdida, pero en vez de capitular, el régimen nacionalsocialista continuó con ella, recuerda el centro de documentación.

La muestra, con fotografías y citas de la época, pretende reflejar la "coreografía del hundimiento" que siguió a las palabras de Hitler y ofrecer una "amplia perspectiva del caos" reinante.

El discurso de Hitler se tradujo, sobre todo, en el terror masivo contra la propia población y las minorías ya de por sí perseguidas, con el fin de evitar la desintegración del orden impuesto y de movilizar para la guerra las reservas todavía existentes.

"El que saquee será fusilado de inmediato", cita la muestra al comandante en jefe de las SS, Heinrich Himmler, en abril de 1945, junto a una foto de un muerto que yace sobre el césped en medio de la ciudad.

De su cabeza cuelga un cartel en el que puede leerse que "fue fusilado según la ley marcial", presuntamente por saquear.

Con el terror contra la propia población y la negativa a capitular, el régimen nacionalsocialista "asumió conscientemente" la muerte de innumerables personas y la destrucción total del propio país, subraya el centro de documentación.

"La población se encontraba en estos últimos caóticos días de la guerra en un campo de tensión permanente entre la destrucción y el terror, la desorientación y el miedo ante el futuro", agrega.

Pero no todos cumplieron la orden del "führer" de resistir y la alternativa era posible.

Así, mientras el comandante de Breslavia obligó a esa ciudad a defenderse, la localidad de Greifswald se rindió sin prestar resistencia; la primera quedó destruida en dos tercios, la segunda resultó prácticamente intacta.

Esta mirada a los últimos días de la guerra pretende mostrar, además, que la guerra no acabó de un día a otro y que la capitulación se hizo esperar, subrayó la comisaria de la exposición.

La muestra, que podrá verse hasta el 25 de octubre de 2015, resulta de actualidad, además, por la crisis en Ucrania, opinó su asesor científico, Rolf-Dieter Müller, pues "la posibilidad de que la guerra regrese a Europa no es tan remota".

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