Una oreja de ley y otra robada en una brava corrida de miuras en Arles

  • Fue una corrida de miuras entretenida la de hoy en Arles, a cuyo espectáculo contribuyeron Robleño y Castaño, que dieron la medida con los más nobles y se impusieron a los exigentes. Savalli también dio la cara y la única mácula fue un presidente sin criterio que hurtó una oreja a Robleño.

André Viard

Arles (Francia), 8 abr.- Fue una corrida de miuras entretenida la de hoy en Arles, a cuyo espectáculo contribuyeron Robleño y Castaño, que dieron la medida con los más nobles y se impusieron a los exigentes. Savalli también dio la cara y la única mácula fue un presidente sin criterio que hurtó una oreja a Robleño.

FICHA DEL FESTEJO: Toros de Miura, serios, con poder, bravos en varas (20 en total). Nobles el segundo y tercero, bueno por el pitón derecho el primero, complicados los 4 y 5, serio e importante el sexto que fue ovacionado en el arrastre.

Fernando Robleño: vuelta tras petición y silencio

Javier Castaño: oreja y aplausos

Mehdi Savalli: ovación y palmas.

UNA OREJA DE LEY Y UNA OREJA ROBADA CON LOS BRAVOS MIURAS

Con el miura que abrió plaza, Robleño anduvo muy centrado y templado. Faena de torero cuajado, con muletazos encajados y bien ligados a un bravo y agalgado miura que había peleado en tres varas, la última arrancándose desde la otra punta de la plaza.

Después de una gran estocada hubo petición mayoritaria pero, de manera incomprensible, el palco que otros días "regaló" las orejas se puso cicatero. Robleño dio una vuelta de gala y de gala también fue la bronca que le dedicó el público al palco.

Más en Miura, el cuarto empujó también en tres varas y luego sacó carácter en la muleta. Robleño lo sobó primero hasta buscar dos series con la derecha de muy buen tono.

Castaño sí pudo pasear la oreja de su primero, un Miura noble que tomó tres varas. Faena de oficio y temple, desde la media distancia primero, y acortando terrenos después, dentro de un conjunto en el que quedó patente su buen oficio.

El quinto resultó complicado y su falta de fuerza acrecentó su condición. Castaño, muy profesional, se puso por ambos pitones antes de muletear por la cara para rematar de buena estocada.

Frente al tercero, boyante en el capote, Mehdi Savalli armó un alboroto por verónicas y chicuelinas. En el segundo puyazo, muy trasero, el toro se lastimó, lo que condicionó la posterior lidia, si bien antes de pararse su matador volvió a brillar en banderillas y en la primera parte de la faena con la mano derecha. Luego el toro perdió fuelle y la labor bajó el tono.

El sexto fue el más serio e importante del sexteto. Boyante también de salido y bravo frente al caballo, tomó cuatro puyazos con fijeza.

No regateó esfuerzos Savalli que armó otra vez un lío en banderillas (un par de poder a poder, uno al violín y un quiebro), pero su actuación se vino a menos muleta en mano pese a sus esfuerzos: muy entero, muy fijo, y muy bravo, el Miura pedía una muleta más aguerrida.

No volvió nunca la cara el torero arlesino, pero solo se acopló a rachas, y al final el toro impuso su ley. Mató de buena estocada y escuchó aplausos.

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