Valdés dice que "este oficio es frustrante, porque siempre buscas mejorar"

  • Madrid.- Manolo Valdés acaba de sacar a la calle algunas de sus monumentales esculturas, entre ellas varias de sus famosas Meninas, y lo ha hecho como quien desenvuelve un regalo, entre amigos y admiradores. "Sí. Me gustó verlas en el Paseo del Prado, tan cerca de donde moran sus originales", confiesa a Efe.

Valdés saca al Paseo del Prado a sus Meninas y otras esculturas gigantes
Valdés saca al Paseo del Prado a sus Meninas y otras esculturas gigantes

Madrid.- Manolo Valdés acaba de sacar a la calle algunas de sus monumentales esculturas, entre ellas varias de sus famosas Meninas, y lo ha hecho como quien desenvuelve un regalo, entre amigos y admiradores. "Sí. Me gustó verlas en el Paseo del Prado, tan cerca de donde moran sus originales", confiesa a Efe.

El artista ha pasado la mañana en CaixaForum entre autoridades y periodistas. Ahora, ya descansando en su inmenso estudio madrileño, Manolo Valdés, uno de los artistas españoles con mayor proyección internacional, que se ha consagrado en todas las técnicas y domina todos los materiales tiene algo que decir desde su cotizado puesto.

"Este oficio es una frustración constante, cada día entras al estudio optimista pensando en realizar un proyecto y a la mañana siguiente, con el mismo optimismo pensando en hacerlo mejor. Y eso es precisamente lo que te mantiene", explica Valdés, sin despegar la sonrisa y hablando desde la seguridad, la comodidad y la humildad.

Manolo Valdés, valenciano de 67 años, ha tenido una vida artística marcada por la sucesión de vidas. La primera junto al Equipo Crónica, el soplo de arte fresco frente a la oscuridad del franquismo, crítica a base de ironía y el colorido y el pop aquí invisibles.

Al morir su compañero, Valdés tuvo que seguir solo. "No tenía alternativa ¿qué iba a hacer, buscar un compañero suplente?. Así que me fui al estudio a trabajar lo que sabía, a reciclarme y a conocer mi nueva realidad", comenta Valdés, con una fluida conversación llena de esa energía que luego transmite a su obra.

"No miro atrás. El pasado y la experiencia sólo las uso para saber que parto ya de algo hecho", cuenta Valdés, partidario, dice, de: "Lo mejor está por venir", "aunque sepa que nunca es así", puntualiza.

Tras recibir el Premio Nacional de las Artes Plásticas, Valdés tomó una decisión, "concederme una beca a mí y mi familia para Nueva York", ironiza, y añade: "la beca se fue prorrogando y ya dura 20 años, pero tampoco una 'planificación de romper con el pasado', sino un cambio de vida", porque era el lugar donde quería vivir y donde podía "adquirir mucha información" como artista.

La obra de Manolo Valdés ya sea en dibujo, pintura, collage, escultura, grabado... es fácilmente reconocible, aunque el artista domine todas las formas de arte y haya llegado a un momento en que ningún material se le resista.

"Sí. Es verdad. -afirma- Hoy no hay nada que si yo quiera hacer no pueda", dice refiriéndose a unas técnicas que ha aprendido "de los expertos de su talento y experiencia porque yo no me lo invento. Cojo prestado su trabajo, investigo, y luego ya intento hacerlo yo".

Por eso, en este momento, Manolo Valdés se considera "un privilegiado" por haber llegado a un punto de su carrera en que tras dominar las técnicas y los materiales, para elegir un nuevo proyecto sólo tiene que, como dice "dejarse llevar".

Es, dice "la suerte que en un momento dado tiene el artista, poder elegir esas opciones. Es el privilegio, que pueda hacer algo en función del capricho o la necesidad".

Una de las peculiaridades de Manolo Valdés es la de tomar como modelos grandes iconos clásicos para darles una reescritura vanguardista. Pero sólo le ocurre con determinadas obras.

"Es el fenómeno de atracción que poseen ciertos artistas y cuadros emblemáticos. Muchos hemos posado los ojos en ellos no sólo desde la pintura, sino la música, el teatro...Son obras de arte que tienen esa magia, que nos hace mirar y nos dejamos llevar por él", concluye Valdés.

Entre sus proyectos, en primavera, las calles neoyorquinas de Broadway acogerán una gran instalación con 25 de sus grandes esculturas. Mientras que luego celebrará en un castillo de Francia una gran exposición con piezas repartidas dentro y fuera del edificio.

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