Van Dyck, prodigio de juventud, en El Prado

  • Concha Carrón.

Concha Carrón.

Madrid, 16 nov.- De "niño prodigio" ha calificado hoy a Van Dyck uno de los comisarios de la exposición que mostrará en el Museo del Prado el talento precoz del pintor flamenco en su época de juventud, desde los 15 hasta los 21 años.

"El joven Van Dyck", que el próximo lunes inaugurará la reina Sofía en la pinacoteca madrileña, es una de las mayores muestras dedicadas al arte de Van Dyck (1599-1641) en el mundo y la primera que se celebra en España.

La misma se centra exclusivamente en su producción de juventud y abarca el periodo comprendido entre 1613, cuando tenía solo 15 años, hasta su marcha de Amberes (Bélgica) a Italia a finales de 1621, un viaje tradicional para los pintores flamencos que se prolongaría durante seis años.

"El joven Van Dyck" mostrará hasta el próximo 3 de marzo un total de noventa pinturas y dibujos que permitirán analizar en profundidad la carrera del joven artista y descubrir su talento precoz para el arte de la pintura en un periodo de seis años en el que el joven artista realizó unos 160 cuadros.

Obras maestras como "El Prendimiento" (Museo del Prado) o el "San Jerónimo en el desierto" (Gemäldegalerie de Dresde) atestiguan esa aptitud, mientras que otras como "La entrada de Cristo en Jerusalén" (Indianapolis Musem of Art) o "La lamentación" (Ashmolean Museum de Oxford) muestran su faceta de pintor experimental que indaga en nuevas técnicas.

De la influencia pictórica de Rubens (1577-1640) en su producción hablan obras como "La coronación de espinas", aunque siempre con un estilo propio.

Ordenada cronológicamente, la muestra, que cuenta con donaciones de la Gemäldegalerie de Dresde y del Hermitage de San Petersburgo, arranca con un increíble autorretrato suyo fechado hacia 1615, cuando solamente contaba con 15 años, una obra que, según Friso Lammertse, conservador del Museo de Rotterdam y comisario de la exposición, "plasma todo lo que consigue" Van Dyck.

A través de cincuenta y dos pinturas y cuarenta dibujos, la muestra trata de dar sentido a la evolución del joven y a menudo "contradictorio" pintor, según Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca del Prado, institución que posee la colección más importante de obra temprana de Van Dyck.

Para Vergara, Van Dyck "pinta lo que quiere pero con mentalidad de joven", por sus titubeos con el pincel y por la obligación de adaptarse a su maestro, Rubens (1577-1640), en cuyo taller trabajó como discípulo entre 1617 y 1621, aunque siempre en la búsqueda de un "estilo propio", logrando obras "casi anti-rubenianas".

De sus primeras composiciones, en las que se muestra un tanto "vacilante" en el tratamiento de la anatomía humana, hablan pinturas como "La adoración de los pastores" (1616) o el "Silenio ebrio", mientras que cuadros como "La coronación de espinas" reflejan la abrumadora influencia en su obra de Rubens, con figuras muy próximas a su mentor en las que, a la vez, el joven discípulo lucha por hallar su sello propio.

Para Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, la exposición da muestra del "febril genio juvenil" del pintor flamenco y supone un "inédito retrato" del artista adolescente.

El que fuera probablemente su primer proyecto público, "Cristo con la cruz a cuestas" (1618), realizado para la iglesia de los dominicos de Amberes, se exhibe en una de las salas del Prado, que también acogen buena parte de sus retratos, género pictórico que supone un tercio del total de su obra antes de partir desde su Amberes natal a Italia.

Brillan con luz propia sus retratos titulados "Retrato de un hombre de 60 años" y "Retrato de mujer de 60 años", realizados en torno a 1618, en los que se aprecia su personal estilo y la estilización de las formas, un género en el que profundizaría y que le convertirían más tarde en uno de los retratistas más influyentes de la historia del arte europeo.

"Cristo", "San Judas Tadeo", "San Pablo"o "San Pedro" son magníficos ejemplos de su prolífica producción en materia de retratos.

El óleo de gran formato que Van Dyck hizo en otoño de 1621, poco antes de marcharse a Italia, de "Isabella Brant" (1621), la primera esposa de Rubens, pone el broche final de una muestra en la que el alumno llegó a imitar "a la perfección" al maestro.

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