Vila-Matas recibe el premio Formentor elogiando la dificultad de narrar

  • "Narro desde la sospecha de que el único camino abierto a la creación es aquel que es consciente de la imposibilidad de narrar y de que solo de la pulsión negativa pude surgir la escritura por venir". Así lo ha explicado esta noche Enrique Vila-Matas al recoger el premio Formentor de las Letras.

Carmen Sigüenza

Formentor (Mallorca), 30 ago.- "Narro desde la sospecha de que el único camino abierto a la creación es aquel que es consciente de la imposibilidad de narrar y de que solo de la pulsión negativa pude surgir la escritura por venir". Así lo ha explicado esta noche Enrique Vila-Matas al recoger el premio Formentor de las Letras.

Unas palabras, que según el propio escritor barcelonés, son la médula de su sentir creativo y que hoy ha repetido en un bello discurso ante las numerosas personas que han acudido al acto de entrega del Premio Formentor de las Letras 2014, en el Hotel que lleva el nombre del premio, en el Cabo Formentor.

Vila-Matas (Barcelona, 1948) ha recibido el premio dotado con 50.000 euros y con una escultura de una piña de bronce, de manos de los representantes de la familias Buadas y Barceló, patrocinadoras de este prestigioso galardón literario, por el conjunto de su obra literaria.

Además de por la "elegancia literaria con que Vila-Matas ha renovado los horizontes de la novela, dándole un ímpetu creativo que ha situado de nuevo como gran crisol de las influencias, las voces e inspiraciones de nuestra cultura", como recordado hoy el presidente del jurado que falló el premio el pasado abril Basilio Baltasar.

Un jurado, cuyos miembros también han estado presentes: Cristina Fernández Cubas, Eduardo Lago, Aurelio Major e Ignacio Vidal-Folch, al igual que algunos de la pasada edición como Félix de Azúa, Berta Vías y Juan Antonio Masoliner Ródenas.

El autor de "Bartleby y compañía" o "Doctor Pasavento", entre otros muchos títulos ya imprescindibles en la literatura contemporánea en España y fuera de ella, ha recordado como en este mismo lugar hace cincuenta años -cuando lo visitó con sus padres y hermanos y no se quería ir de él-, descubrió lo que era la belleza, y cómo después conocería a Paula de Parma, su esposa.

El escritor en su discurso ha trazado un recorrido por ese canon personal de escritores que configuran su vida, Kafka, Rimbaud, Montaigne, Musil, Rilke... y ha defendido algo constante en su obra: "la brumosa frontera imprecisa y aparentemente infinita, que separa la ficción de la realidad.

"Sería fácil ahora, en el contexto de este discurso de agradecimiento -ha precisado- que tolera muy bien las observaciones en torno a la propia obra reconocer que me muevo por ese tejido como por un territorio propio y que, en efecto, la brumosa frontera se parece a esa zona borrosa en la que encuentro siempre la continuidad natural entre los real y lo ficticio".

"Si escribir no me resulta difícil, me muero de aburrimiento. No lo haré pues para burlar el tedio, pero también porque, a decir verdad, no estoy seguro de nada. O de casi nada. Confío en lo que narro. Pero tengo una absoluta desconfianza de mi lugar en el mundo", ha subrayado este escritor traducido a 35 lenguas y con un gran prestigio en Europa y Estados Unidos.

El acto de entrega del premio -que tiene en su historia una primera etapa de 1961 al 67 impulsado por Seix Barral y las mejores editoriales europeas con premiados como Borges, Beckett o Gombrowiez; y una segunda que nació en 2011, y que galardonó a Carlos Fuentes, Juan Goytisolo y Javier Marías- es un acto cultural y social para la isla de Mallorca.

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