Virginia Yagüe revive el pasado colonial español en la exótica Filipinas

Concha Carrón.

Madrid, 19 sep.- La antigua colonia española de Filipinas ha sido el marco elegido por la guionista Virginia Yagüe para ambientar "La última princesa del Pacífico", una novela en la que la revolución histórica de 1898, y la pérdida de las colonias, corre en paralelo a la "revolución interna" de su protagonista.

"Me resultaba muy evocador unir la revolución histórica de ese momento -con la pérdida de las colonias de Filipinas, Puerto Rico y Cuba- con la evolución personal" de Carlota Díaz de la Fuente, asegura Yagüe en una entrevista con Efe.

Para la escritora, el eje principal de la novela es el recorrido de toma de conciencia de un personaje "que pasa de una ingenuidad, que tiene mucho que ver con una mujer joven de finales del siglo XIX, a tomar una conciencia vital, personal y amorosa, en paralelo con lo que está ocurriendo a su alrededor".

En "La última princesa del Pacífico" (Planeta), Carlota Díaz de la Fuente es solo una niña cuando, a finales del siglo XIX, su familia se traslada a Filipinas, la colonia española más exótica "pero también la más olvidada", una tierra de contrastes, lluvias torrenciales y exuberante vegetación en la que se convertirá en una joven culta y dónde vivirá su gran historia de amor.

Su despertar a la vida coincide con el "Desastre del 98" y el despunte de una revolución y un movimiento de insurgencia que pugna por la independencia de la metrópoli española, una circunstancia a la que la protagonista deberá enfrentarse y que provocará una profunda transformación no solo en la colonia, sino en ella misma.

La reconocida guionista, creadora de la serie "La señora" y de otras como "Amar en tiempos revueltos", asegura que quería que el recorrido vital de la protagonista estuviera unido "al recorrido que hace la propia Filipinas", una tierra a la que viajó para empaparse "de su atmósfera" y poder narrarla así mejor.

"Filipinas sigue siendo un país muy exótico y exuberante; eso sí que no ha cambiado", asegura, aunque reconoce que "queda muy poco de la Filipinas de esa época" y especialmente de Manila, ciudad que quedó "prácticamente desintegrada" durante un bombardeo de la II Guerra Mundial.

Según Virginia Yagüe, "queda muy poco vestigio del pasado español" en Filipinas, entre el que cita algunas comidas, apellidos de origen español y determinados edificios normalmente vinculados a las órdenes religiosas que se establecieron allí durante el periodo de colonización.

Respecto al posible rechazo de sus habitantes a los antiguos colonizadores, la escritora subraya que en la memoria colectiva de Filipinas "están muy presentes los americanos y un periodo de colonización japonesa muy violenta; los españoles son algo que pertenece a un pasado muy remoto".

Para Yagüe, la diferencia entre su novela y otras relacionadas con el pasado colonial español, como "El tiempo entre costuras", de María Dueñas, o "Palmeras en la nieve", de Luz Gabás, está en que Filipinas es "con mucha diferencia, la colonia con el marco histórico menos conocido".

"A pesar de haber sido una de las colonias que más tiempo hemos tenido, era demasiado lejana", asegura la autora, quien reconoce el "atractivo" que ha tenido para ella colocarse en la posición de los españoles de esa época "en aquel lugar perdido y olvidado, lo más parecido al paraíso". Era -dice- "una sensación muy apetitosa narrativamente".

"El Marqués" fue la primera novela publicada por Virginia Yagüe, aunque precisa que en ese caso la obra tenía una relación "muy directa" con un personaje de la serie de televisión "La señora".

Yagüe asegura que hay muchas afinidades entre la profesión de guionista y la de escritor, ya que en ambos casos se empieza por crear una historia, aunque admite que cambia la forma de contarlo, buscando en la narrativa "un tono y un estilo" que en el guión no es necesario.

Personalmente asegura sentirse "más cómoda" entre el colectivo de guionistas que piensan que la escritura es "su paso natural" que entre aquellos que se plantean su futuro vinculado a la dirección, algo que ella ni se cuestiona, al considerar que la narrativa es su "zona natural".

Mostrar comentarios