Tragedia en Reino Unido y en las redes sociales. Este pasado fin de semana se produjo el primer accidente en el que se vio involucrado un patinete eléctrico en Gran Bretaña, un desafortunado suceso que segó la vida de la famosa 'youtuber' Emily Hartridge, de 35 años, algo que ha conmocionado a la sociedad.
En concreto, la experta en 'fitness', que se hizo famosa por su canal de YouTube dedicado al deporte y al estilo de vida, salía de su casa, al sur de Londres, en Battersea, con su patinete eléctrico, cuando chocó contra un camión. Un fatal accidente que acabó con su vida.
La muerte de Emily se anunció en su cuenta de Instagram este pasado domingo, canal por el que hoy en día se conocen todas las novedades del mundo virtual. En un mensaje que tiene ya más de 24.000 'likes', los familiares de la 'youtuber' escribieron que era muy triste para ellos tener que escribir ese mensaje cuando todos esperaban verla a ella. "Emily sufrió un accidente y nos ha dejado. Todos la queríamos mucho y no la olvidaremos jamás. Ella ha cambiado tantas vidas que es difícil imaginar cómo será todo sin ella. Era una persona muy especial", concluía el triste mensaje.
La joven tenía una audiencia de unos 3 millones de personas mensuales en su canal, que contaba con más de 350.000 suscriptores. Además, también había participado en programas de la televisión británica, lo que ha hecho que numerosos colegas de la profesión estén desolados por su muerte, tanto influencers como presentadores y modelos.
A pesar de que hubo un gran dispositivo de emergencias cuando se produjo el accidente, concretamente en la rotonda de Queen's Circus, y de la rapidez con la que actuó, no se pudo hacer nada por salvar la vida de Emily, quien murió prácticamente en el acto.
Precisamente, hace unos días, el comisionado de Transport for London, Mike Brown, advirtió sobre los peligros de este tipo de patinetes, que cuesta entre 200 y 500 euros, ya que a día de hoy carecen de una legislación específica. Esto ha llevado al Departamento de Transportes ha recordar a la población que tengan precaución con estos vehículos, un debate que no solo está vivo en Reino Unido, sino también en toda Europa, que busca cómo acomodarles dentro de las normas de tráfico tradicionales.
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