Zurbarán acerca a Italia el Siglo de Oro español con una muestra monográfica

  • Francisco de Zurbarán, uno de los pintores más brillantes del Siglo de Oro español, llega por primera vez a Italia como protagonista único de una exposición que recorre su trayectoria a través de 49 obras provenientes de todo el mundo.

Roma, 13 sep.- Francisco de Zurbarán, uno de los pintores más brillantes del Siglo de Oro español, llega por primera vez a Italia como protagonista único de una exposición que recorre su trayectoria a través de 49 obras provenientes de todo el mundo.

Bajo el título "Zurbarán (1598-1664)", la muestra, que se inaugura hoy el en Palacio dei Diamanti de la ciudad de Ferrara, pretende dar "una visión global de la producción del artista", según explicó a Efe Ignacio Cano, conservador del Museo de Bellas Artes de Sevilla y uno de los responsables de este proyecto.

El espacio expositivo se divide en ocho secciones que siguen un orden temporal y representan los puntos centrales de la obra del pintor extremeño, contemporáneo de Velázquez y Murillo y uno de los máximos exponentes de la pintura religiosa en la Europa posterior al Concilio de Trento.

Se trata de "un discurso cronológico a través del cual se puede ver la evolución de su pintura y también la evolución de los encargos que fue recibiendo a lo largo de su carrera", afirmó Cano, quien explicó que además se ha intentado plantear "un discurso paralelo para mostrar cuál era el sentido de la obra del pintor".

La exposición se abre con las salas dedicadas al inicio de la carrera de Zurbarán, tras su llegada en 1614 a Sevilla, una ciudad vivaz y cosmopolita gracias al comercio con América, en la que el pintor buscó aprender el oficio y en la que recibió numerosos encargos de diferentes órdenes religiosas.

Uno de los cuadros expuestos de esta etapa corresponde a un encargo que realizó para el convento de Nuestra Señora de la Merced de la Calzada y en el que el pintor trazó la imagen de San Serapio, que se ofreció como esclavo para liberar a otro cristiano sin que éste tuviera que renunciar a Cristo, convirtiéndose en el primer mártir de la orden de los Mercedarios.

La muestra avanza después hacia las salas presentadas bajo el título de "Visión y éxtasis", y en ellas se recogen una serie de obras aunadas por el uso de la luz como instrumento principal, interpretada, según los organizadores de la exposición, como "vehículo divino y expresión de lo trascendente".

La figura de San Francisco, al que Zurbarán representaba siempre aislado, encuentra aquí un espacio como protagonista, para sucesivamente avanzar hacia una sección que reúne sus "naturalezas muertas", un capítulo fundamental en su producción y en las que se aprecian algunos de los trazos característicos de su pintura.

En estas composiciones algunos críticos han leído una simbología religiosa detrás del sentimiento poético y de devoción que se desprende de la disposición de los objetos, como en el caso de "Taza de agua y una rosa sobre bandeja de plata" (1630), que según algunos estudiosos es un homenaje a la Virgen.

El visitante se adentra a continuación en la "mística de lo cotidiano" con obras como "Cena de Emaús" (1639), "La Casa de Nazaret" (1644-45) y la "Virgen niña dormida" (1655-60), en una serie de representaciones que conjugan el naturalismo del pintor con un intenso lirismo fruto de su profundo sentimiento religioso.

Una de las obras más reconocibles de Zurbarán, un "Agnus Dei", es una de las piezas clave de esta exposición y que el visitante podrá apreciar en la parte final de un recorrido que se cierra con sus últimos años en Sevilla y su marcha a Madrid.

Dos espacios que recogen un cambio sustancial en la vida del artista con el declive económico de la capital hispalense y con las cada vez más demandantes colonias en cuestiones de arte, que le llevan a aceptar encargos de obras en serie con representaciones de santos, apóstoles y fundadores de órdenes religiosos, hasta su posterior traslado a Madrid.

En la capital española su estilo avanzó hacia "un clasicismo riguroso y refinado", como se aprecia en "el San Juan Bautista" que se expone desde hoy en Ferrara, en una muestra que exhibe además "La Virgen con el Niño Jesús y San Juan Bautista niño" (1662), la última obra conocida firmada por el pintor.

Tras su paso por Italia, donde permanecerá hasta el 6 de enero de 2014, la exposición, que ha contado con la colaboración del Museo del Prado y el Museo de Bellas Artes de Sevilla, será trasladada al Centro para las Bellas Artes de Bruselas.

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