Pero ¿de verdad Francisco ha perdonado a Lutero? ¿Por qué viaja el papa a Suecia?

  • ¿Por qué es importante que el papa rehabilite la figura de Lutero? ¿Qué se oculta tras las palabras de Francisco sobre el líder de la reforma protestante en el siglo XVI?

    El viaje de Francisco a Suecia para conmemorar el inicio de la reforma protestante suscita muchos interrogantes por sus repercusiones doctrinales.

Vaticano
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“Lutero puso a Dios en manos del pueblo”. Estas palabras habrían pasado desapercibidas de no ser por el cargo que ejerce quien las pronunció hace unos días: Jorge Bergoglio, 266º papa de la Iglesia católica, más conocido como Francisco.

O dicho de otro modo: aquel a quien Martín Lutero consideraría "Anticristo".

Hace casi 500 años, un predecesor de Francisco llamado León X excomulgó a Lutero de la Iglesia Católica por haber enseñado doctrinas contrarias a la oficial. Aquella ruptura desembocaría en una serie de conflictos sociales inimaginables por aquel entonces.

Pocas guerras tan sangrientas han existido como las motivadas por causas religiosas. Entre estas últimas ocupan un capítulo especial las que enfrentaron a católicos y protestantes. No solo cambiaron la Iglesia, sino también la historia de Europa y de numerosos países cuyos destinos quedaron unidos inextricablemente a una u otra confesión cristiana.

Todo empezó en 1517, cuando un monje agustino de nombre Martín Lutero denunció públicamente en su natal Alemania lo que a su juicio constituían abusos de la Iglesia romana. Lutero argumentó teológicamente en sus 95 tesis por qué era un error la campaña de venta de “indulgencias” promovida desde el Vaticano para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma. Los compradores de estas indulgencias, algunos de la diócesis donde vivía el monje, aseguraban que ya no necesitaban arrepentirse de sus pecados en la confesión porque ya habían comprado el perdón al adquirir las indulgencias.

¿Cómo es posible que el papa Francisco haya aceptado la invitación de la Iglesia Luterana de Suecia a conmemorar en el país escandinavo aquel suceso?Una ruptura total

Con el paso de los años, la controversia sobre las indulgencias se fue extendiendo a otros ámbitos de la doctrina católica que Lutero había cuestionado, como los sacramentos, la autoridad papal, la predestinación de las almas o la interpretación de la Biblia. Cuando el agustino fue oficialmente expulsado de la Iglesia en 1521, la mecha de la disensión ya recorría Alemania y era imparable. Varios príncipes alemanes aceptaron la nueva doctrina y la impusieron en sus respectivos dominios, lo que trasladó un conflicto del ámbito religioso al civil.

Otros teólogos reformadores siguieron el ejemplo contestatario de Lutero en distintos lugares de Europa y con distintas doctrinas. Tras ellos, naciones enteras escaparon de la influencia y disciplina católicas. Lutero pretendió reformar la Iglesia, pero el resultado fue distinto, porque realmente consiguió dividirla en dos partes irreconciliables por casi 500 años.

Así fue hasta que a principios del siglo XX, cuando cristianos de una y otra confesión comenzaron a rectificar su actitud ante el problema de la separación. Surgía así el movimiento ecumenista. Convencidos de que la división de las iglesias contravenía una orden expresa de Jesucristo, la unidad entre sus seguidores, cristianos de distintas confesiones cristianas comenzaron a explorar acercamientos.

Los procesos en los ámbitos religiosos no se cuentan por años ni por décadas, sino por siglos. A mediados del pasado, el papa Juan XXIII creó una comisión específica para buscar aquellos puntos en común que pudieran acercar a la Iglesia católica con otras confesiones cristianas que se habían escindido con el discurrir de los siglos.Juicios históricos

La separación entre Iglesia y Estado, ya por entonces vigente en la mayoría de los países europeos, contribuyó a facilitar los avances. Muchos de estos sólo tenían un carácter simbólico, diplomático o estrictamente personal, pero podían considerarse muy positivos porque provenían de organizaciones que no sólo se habían combatido doctrinalmente, sino también en los mismos campos de batalla.

Aunque a lo largo de las últimas décadas, las iglesias protestantes y católicas han transformado radicalmente su actitud de hostilidad por otra de aprecio mutua, aún no han conseguido curar todas sus heridas. Les separan controversias teológicas profundas, que hunden sus raíces en las mismas discrepancias que expusieron Lutero y otros teólogos reformadores en el siglo XVI.

A pesar de esto, protestantes y católicos continúan dando pasos de acercamiento. Uno de ellos tenía que ver con los juicios históricos, principalmente de las figuras los reformadores. Cuando el papa Francisco afirma que “Lutero puso a Dios en las manos del pueblo”, quiere reconocer las buenas intenciones que albergaba el monje cuando tradujo la Biblia al alemán. Pero eso no significa que haya levantado oficialmente la excomunión que pesa sobre Lutero desde 1520. A día de hoy, la Iglesia católica sigue consideran heréticas sus doctrinas.

Las traducciones de la Sagrada Escritura desde su versión en latín a otras lenguas constituyeron también un motivo de conflicto con los protestantes. Al hacer accesible el idioma de la Biblia a todos los fieles, cualquiera de ellos podía también interpretar sus enseñanzas de modo distinto al magisterio y tradición de la Iglesia.

La Iglesia hace tiempo abandonó esta actitud y comprendió que el pueblo debía leer y reflexionar la palabra de Dios, con el debido asesoramiento de sus ministros. Suele ser común entre los fieles católicos admitir que los protestantes les llevan siglos de ventaja en el conocimiento de la Sagrada Escritura. Esta actitud de humildad es que que ha querido expresar el Papa elogiando una de las acciones de Lutero que en tiempos de la Reforma fueron más criticadas.Aún se encuentran lejos

Pese a todo, las iglesias católica y protestante están muy lejos de coincidir. Aparte de las diferencias religiosas antes mencionadas, en los últimos años se han añadido otras de carácter disciplinar y moral, como las ordenaciones sacerdotales de mujeres y la bendición de las prácticas homosexuales que emprendió hace años la Iglesia Luterana pero que la Católica prohíbe terminantemente.

De hecho, luteranos y católicos sólo comparten plenamente un sacramento, el bautismo, de los otros siete existentes.

Mientras tanto, católicos y protestantes rezan juntos por la unidad. Y por aquello que les une, como la muerte de tantos cristianos de forma violenta en países afectados por los ataques yihadistas.

Este lunes teólogos católicos y protestantes se verán las caras en una concentración ecuménica que tiene por objetivo rezar por el fin de la guerra en Siria.

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