ACABAR CON LA POBREZA Y EL HAMBRE EN 2030 CUESTA 250.000 MILLONES AL AÑO, SEGÚN LA ONU

El mundo debe actuar urgentemente para movilizar cerca de 265.000 millones de euros (casi 250.000 millones de euros) al año con el fin de cumplir con los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030: poner fin a la pobreza y erradicar el hambre.
Así lo afirmó Kanayo F. Nwanze, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), agencia de la ONU especializada en la población rural, en una conferencia celebrada en Roma (Italia) para hallar vías innovadoras con el fin de financiar el desarrollo de la gente en el ámbito rural, según informó hoy este organismo de Naciones Unidas.
“Debemos desplegar una mayor creatividad respecto de la manera en que usamos los recursos públicos y movilizamos la financiación”, indicó, antes de añadir que es necesario contribuir a que al sector privado y los filántropos les resulte más fácil invertir en las zonas rurales, que es donde se registran las tasas de pobreza y hambre más elevadas.
Nwanze agregó que, “a pesar de décadas de compromisos y de esfuerzos considerables para acabar con la pobreza y el hambre, casi 800 millones de niños, mujeres y hombres siguen pasando hambre todo los días y casi igual número viven en extrema pobreza”.
Los ponentes de la conferencia estuvieron de acuerdo en que ésta no es una cuestión que pueda dejarse únicamente en manos de los gobiernos. En 2015, la ayuda oficial para el desarrollo fue de aproximadamente alrededor de 192.000 millones de dólares (unos 180.000 millones de euros), de los que sólo 9.000 millones de dólares (8.400 millones de euros) se reservaron para la agricultura.
La conferencia tuvo lugar en un momento decisivo en el que los cambios políticos y las crisis humanitarias (por ejemplo, las guerras, las migraciones y los desastres naturales) reconfiguran las prioridades mundiales y podrían ocasionar el desvío de fondos destinados inicialmente al desarrollo.
No obstante, Nwanze sentenció que se trata de “una necesidad perentoria” porque la mayoría de esos 800 millones de personas pobres y hambrientas vive en las zonas rurales de los países en desarrollo, por lo que las inversiones deberían dirigirse a a la transformación de las zonas rurales en lugares dinámicos que ofrezcan a todas las personas la oportunidad de tener un trabajo decente y llevar una vida digna sin pobreza ni hambre.
En este sentido, subrayó que las necesidades de financiación para el desarrollo son enormes, pero agregó que también lo son las oportunidades.

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