Australia adiestra marsupiales para evitar que coman sapos tóxicos

Equipos científicos australianos adiestran a pequeños marsupiales carnívoros, los dasyurus, para que aprendan a no comer los sapos tóxicos, que han causado la muerte de poblaciones enteras de esta especie en peligro de extinción.

Los dasyurus, mamíferos conocidos como gatos marsupiales, están amenazados por el sapo marino, una especie invasora originaria de América Central y del Sur.

Estos sapos fueron introducidos en Australia en 1935. Son tóxicos y los predadores que se los comen pueden morir.

Se estima que hay más de 200 millones de estos anfibios. Siguen progresando hacia el norte de Australia a un ritmo estimado de 40 a 60 kilómetros por año, a costa de la fauna de predadores endémicos.

Los científicos, financiados por un programa gubernamental, adiestran a los dasyurus para que no se coman a estos sapos. Les dan alimentos camuflados en la piel de sapo y con una substancia química que les provoca náuseas para que aprendan a desconfiar de estos anfibios.

En total, 30 marsupiales serán adiestrados este año y trasladados a la zona de Kakadu, en el Territorio Norte, en un programa de tres años de duración.

Estos programas experimentales han demostrado que las hembras adiestradas consiguen sobrevivir y reproducirse. Sus crías además saben que tienen que evitar estos sapos.

Como resultado de este dispositivo, la población de dasyurus ha aumentado.

"Es fantástico ver el éxito de este programa innovador destinado a proteger los pequeños mamíferos australianos", se felicitó el jueves el ministro de Medio Ambiente, Greg Hunt.

"Es un trabajo extremadamente importante. Sin iniciativas directas de protección del medio ambiente como éstas, es poco probable que la especie se recupere en un futuro", agregó.

Según Gregory Andrews, responsable en el ministerio de Medio Ambiente de la protección de especies en peligro, este programa forma parte de un programa de 750.000 dólares australianos (515.000 euros) para rehabilitar la región de Kakadu.

Sally Barnes, directora de los parques nacionales australianos, destacó que esta experiencia era asimilada por los animales adiestrados y por las generaciones siguientes. "Pensamos que sólo será necesario hacerlo una vez", concluye.

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