Australia amenaza con prohibir de por vida a los clandestinos pisar el país

Australia quiere prohibir de por vida el derecho a solicitar un visado, incluso de turismo, a los refugiados que desembarquen clandestinamente en sus costas, o lo hayan intentado, endureciendo todavía más una de las políticas migratorias más férreas del mundo.

El primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, explicó este domingo que someterá cuanto antes al parlamento un proyecto de ley que, de aprobarse, tendrá efecto retroactivo y se aplicará por lo tanto a cientos de migrantes que llevan años en los centros de detención offshore.

En virtud de este texto, las personas que hayan intentado entrar ilegalmente en Australia no podrán nunca solicitar un visado de turismo o trabajo.

El jefe de gobierno presentó esta medida como "un mensaje absoluto, inflexible e inequívoco" para los candidatos a la entrada ilegal en Australia.

"Es un combate entre los australianos, representados por su gobierno, y las bandas criminales de traficantes de personas", dijo en rueda de prensa con su ministro de Inmigración, Peter Dutton.

"Nadie debe subestimar el alcance de la amenaza de estos traficantes que son los peores criminales que uno se pueda imaginar y que dirigen un negocio de varios miles de millones de dólares".

Australia aplica desde hace años una política muy dura con los migrantes y repele sistemáticamente a los barcos que intenten llegar a sus costas. Afirma hacerlo en nombre de la lucha contra el trafico de seres humanos y la necesidad de disuadir a los inmigrantes de aventurarse en una travesía peligrosa.

Los migrantes que lo consiguen acaban por una duración indeterminada en centros de detención de la isla de Manu (en Papúa Nueva Guinea), en la minúscula isla del Pacífico de Nauru, o en la de Christmas, en el océano Índico. Se quedan el tiempo que se tramita la solicitud de asilo.

Aunque la demanda se considere fundada no se les autoriza a instalarse en suelo australiano. Pueden elegir entre las islas, otro país o regresar al suyo.

Las organizaciones de defensa de los derechos humanos han denunciado, en múltiples ocasiones, las condiciones de detención en estos campos y la "absoluta desesperación" de sus ocupantes, según Amnistía Internacional.

El proyecto de ley prevé que sea retroactivo al 19 de julio de 2013, cuando el ex primer ministro laborista Kevin Rudd anunció: "A partir de ahora, cualquier solicitante de asilo que llegue a Australia por barco no tendrá ninguna oportunidad de que se le autorice a quedarse en el país como refugiado". El texto contempla que los niños queden eximidos.

Algo más de 400 hombres, mujeres y niños están detenidos en Nauru. El de Manus cuenta con 800 hombres y la isla de Christmas con otros cientos de solicitantes de asilo.

Varias oenegés han expresado este domingo su preocupación por los efectos de este proyecto de ley. "Este es el típico anuncio que empujará a la gente al extremo", consideró Mat Tinkler, de Save the children.

"El gobierno debe actuar urgentemente para devolver la esperanza a estas personas, no para seguir quitándosela".

Según David Manne, abogado del centro legal para los refugiados y la inmigración, el texto castiga a los candidatos legítimos al asilo.

"No responde para nada al tema fundamental que es saber dónde volverán a construir sus vidas en seguridad y con dignidad", declaró a la Australian Broadcasting Corporation.

El gobierno australiano afirma que, desde 2013, su política permitió reducir la afluencia de refugiados e impedir los naufragios de embarcaciones precarias en sus costas.

Australia subió recientemente la cuota de refugiados que acepta cada año, de 13.750 a 18.750 personas. También aceptó recibir, de forma excepcional, a 12.000 migrantes de Siria y de Irak.

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