LOS BONOBOS CONVIVEN EN PAZ CON ENGAÑOS SEXUALES DE LAS HEMBRAS A LOS MACHOS

Las hembras de bonobo podrían haberse convertido en el sexo dominante de sus sociedades al engañar a los machos sobre cuándo están preparadas para concebir, lo que reduce la competencia entre pretendientes y la coacción sexual hacia ellas, con lo que las poblaciones de esta especie se mantienen relativamente tranquilas.
Así se desprende de un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck, en Leipzig (Alemania), y publicado en la revista ‘BMC Evolutionary Biology’. Los científicos recogieron datos en la comunidad ‘Bompusa’ de bonobos salvajes en Luikotale, cerca de la parte sur del Parque Nacional de Salonga (República Democrática del Congo), entre diciembre de 2010 y diciembre de 2013. En ese tiempo, observaron a 13 hembras adultas para analizar sus ciclos menstruales.
Las hembras de esta especie de primate engañan a los machos con hinchazones de sus genitales que pueden permanecer inflamados hasta 31 días, lo cual dificulta que un pretendiente quiera monopolizarla mediante el apareamiento para engendrar descendencia frente a otros rivales.
Estas hinchazones sexuales exageradas se producen en algunas especies de primates no humanos, en los que la piel que rodea los genitales femeninos cambia en el tamaño, la forma, la turgencia y el color durante las fases del ciclo menstrual.
Muchas hembras de primates muestran sus órganos sexuales hinchados para informar a los machos de que están listas para aparearse y con probabilidades de concebir, pero esto no parece ser un indicador fiable de la fertilidad en los bonobos salvajes (‘Pan paniscus’).
“Las hinchazones sexuales de los bonobos femeninos aparecen para enviar mensajes contradictorios a los machos, dificultando a ellos que tengan éxito en sus esfuerzos de apareamiento. Hemos encontrado que a veces las hembras anuncian que eran fértiles cuando no estaban ovulando y, por lo tanto, es poco probable que conciban. Durante otros ciclos, las hembras no mostraron que eran fértiles, a pesar de que estaban ovulando”, explica Pamela Heidi Douglas, del Instituto Max Planck y autora principal del estudio.
DOMINACIÓN FEMENINA
La competencia entre los machos se produce a menudo cuando las hinchazones sexuales son un indicador fiable de la condición de una hembra, pero si son menos precisas hacen más difícil a los varones predecir cuándo está ovulando y adivinar con precisión cuándo pueden aparearse, lo que sugiere que las tácticas de apareamiento agresivo y coercitivo cuando vigilan a una hembra pueden no ser beneficiosas para los bonobos que quieren mantener relaciones sexuales.
“Los machos pueden tener que depender de otras señales vocales o de comportamiento para detectar cuándo es probable que conciban a una hembra. También pueden tener que utilizar otras técnicas para aumentar su éxito en el apareamiento, como pasar más tiempo con las hembras en lugar de competir con otros machos por las oportunidades de apareamiento”, añade Douglas.
Esas estrategias alternativas pueden haber sido uno de los mecanismos por los que las comunidades de bonobos son relativamente pacíficas en comparación con las de otros primates.
Los bonobos salvajes viven en sociedades con varios machos y hembras en el que éstas presentan una receptividad sexual extendida y puede haber actos de poliginia (machos que se aparean con más de una hembra) y de poliandria (hembras que tienen a varios machos como parejas sexuales).
Los autores sugieren que este estudio permite deducir la dominación femenina entre los bonobos porque los machos no pueden confiar en las hinchazones sexuales como signos de fertilidad y las hembras son libres de expresar la elección de pareja sin verse coaccionadas por ellos.

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