Dallagnol, un joven fiscal evangélico que arrojó el guante a Lula

Un joven fiscal evangélico, Deltan Dallagnol, se convirtió en poco tiempo en uno de los líderes de la cruzada anticorrupción de Brasil, que ahora tiene bajo la mira al expresidente Lula.

"Seguidor de Jesús" es la primera descripción que aparece en su perfil de Twitter, antes de presentarse como "marido y padre apasionado" y luego como procurador federal, con una maestría en Derecho de la Universidad de Harvard.

A sus 36 años y tras una exitosa carrera en del Ministerio Público, Dallagnol comanda el equipo de fiscales de la operación "Lava Jato" (lavadero de autos) que está desentramando el desvío de miles de millones de dólares de la estatal Petrobras, el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil. Las pesquisas ya llevaron tras las rejas a decenas de empresarios y pusieron en la mira a buena parte de la élite política del país, tanto del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula como de otras formaciones.

Esta semana presentó la primera denuncia en esta megacausa contra el exmandatario (2003-2010), ícono de la izquierda latinoamericana, señalado por la fiscalía como "comandante máximo" del esquema delictivo que durante años drenó recursos de las arcas de la petrolera.

Con el semblante serio e impasible, Dallagnol dedicó a Lula numerosas metáforas ("director de la orquesta delictiva", "máximo comandante", "cima de la pirámide" de corrupción), acompañando sus declaraciones con diapositivas que colocaban a Lula gráficamente en el centro de toda la trama.

Junto con el juez Sergio Moro, un osado -y también joven- magistrado que lleva la causa en un juzgado de Paraná (sur), Dallagnol se enorgullece de perseguir el dinero sucio emulando el modelo del histórico caso "Mani Pulite" (Manos Limpias), que desarticuló una compleja red de corrupción en la Italia de los 90.

"No basta retirar la manzana podrida del cajón, es preciso cambiar las condiciones que hacen que las manzanas se pudran", según sus propias palabras.

Esa ambición, en un Brasil con una corrupción endémica, hace que funcionarios de su entorno lo describan como un "idealista".

Nacido en el interior de Paraná, su cruzada lo absorbe casi totalmente desde hace por lo menos dos años, admite. Pero trata de preservar otros ámbitos, empezando por el de su familia.

La regla para todos los miembros de su equipo es "dividir el tiempo entre la operación Lava Jato y la familia", afirmó recientemente en una entrevista con TV Globo.

Así, dedica su tiempo libre a su esposa y dos hijos. A sus amigos más cercanos ha dejado de verlos y también ha relegado a segundo plano el surf y el skate, "deportes radicales" de su devoción que practicó hasta asumir el comando de la operación.

Pero no se ha alejado de su fe: miembro de la iglesia bautista brasileña, recientemente visitó un templo en Brasilia y, según relató uno de sus pastores a la AFP, agradeció por las plegarias de sus fieles y aseguró que muchos de los resultados positivos de la operación Lava Jato se deben a que "Dios está actuando", dándole "coraje y disposición".

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