España empieza a diseñar su estrategia contra el cambio climático con la ciencia, las ONG, administraciones y empresas

  • España ha empezado a perfilar las bases de la anunciada Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que el Gobierno quiere tener lista en esta legislatura e incluir en ella la participación de toda la sociedad, del conocimiento científico, del sector privado, de las distintas administraciones que deberán aplicar las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
España empieza a diseñar su estrategia contra el cambio climático con la ciencia, las ONG, administraciones y empresas
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EUROPA PRESS
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Con este objetivo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha inaugurado este jueves las jornadas 'Juntos por el Clima' para recabar las prioridades, posiciones y peticiones de los distintos sectores y recopilar las opiniones respecto a la futura política de Estado contra el calentamiento global que permita a España cumplir con los objetivos adquiridos en el marco de la Unión Europea y tras ratificar el Acuerdo del Clima de París.

Este jueves, tres mesas de trabajo han analizado tanto la mitigación, desde el sector agrícola, ganadero, forestal y la alimentación; la importancia y la adaptación al cambio climático en España y, en tercer lugar las soluciones a las ciudades.

Las cuestiones han sido debatidas por el sector académico y científico, la sociedad civil, el sector privado, las administraciones públicas y territoriales y los grupos políticos, que han aportado sus conclusiones para la futura normativa.

En concreto, todas las partes han coincidido en el mensaje de la necesidad de que la futura ley apueste por una coordinación vertical de las estrategias, con respeto a las competencias de las distintas administraciones, estatal, autonómica y municipal que, a su vez sea coherente y establezca objetivos ambiciosos, indicadores cuantificables y evaluables y que permita una transición hacia una economía descarbonizada sin dejar de lado la búsqueda de la justicia social y la educación.

Desde la sociedad civil han reclamado que la futura norma cuente con una evaluación independiente y con objetivos e indicadores sociales agregados, como por ejemplo género, sensibilización social; de transición agroecológica, como la disminución de químicos o ganadería industrial, que promueva una dieta sostenible y la reducción del malgasto de alimentos. En definitiva, instan a elaborar una hoja de ruta con un proceso participativo que incluya un espacio físico para el debate con tiempo y medios suficientes.

Mientras, el sector privado ha defendido que el sector agroalimentario y el forestal son "estratégicos" para el cambio climático y que la ley debe estar, a su juicio, basada en un "principio incentivador y no sancionador", que requiera esfuerzos, pero que se pueda cumplir y que aporte seguridad jurídica y evite la falta de coherencia entre el Gobierno, las comunidades autónomas y municipales para afrontar el cambio climático. Además, recuerda que todo ello debe permitir la "obligación" de alimentar a la sociedad y permitir la competitividad del sector, al tiempo que pide una discriminación positiva de las renovables.

Por su parte, desde las Administraciones territoriales, considera que la mitigación debe establecerse con esfuerzos de reducción sectoriales, con una ley que incluya objetivos específicos cuyo cumplimiento sea obligatorio y que permita, a su vez, mecanismos flexibles de regulación.

En todo caso, la estrategia --y esto ha sido una constante en las distintas mesas de debate y sectores-- debe ser transversal, de modo que afecte a todas las áreas que de manera integrada se reorganicen de forma coherente, con unos presupuestos adecuados y con políticas que vinculen a todos los sectores y, por otro lado, vertical, es decir que se aplique en todas las administraciones (estatal, autonómica y municipal) de forma que se complementen pero que cada uno "tenga claro" las competencias de cada uno.

También este sector aboga por medidas de fiscalidad, de transparencia y de promoción de la agricultura ecológica, las energías renovables, las políticas forestales y el consumo incentivado de huella de carbono y ve fundamental la comunicación con los ciudadanos.

Desde el sector financiero, se pretende que en la futura ley y estrategia para combatir el cambio climático en España primero se evalúe la situación para después legislar y, posteriormente, evaluar de nuevo las políticas que se apliquen y que la fiscalidad, los incentivos y los impuestos ecológicos sirvan para alcanzar los objetivos pero que tengan "vocación de desaparecer" una vez logrados. También, el sector financiero ha trasladado su apuesta por los préstamos más que por las ayudas porque, advierte que, en la actualidad hay "mucha" financiación que no se está utilizando.

Por su parte, los grupos parlamentarios con un poco usual consenso han pedido un marco legislativo duradero, con objetivos ambiciosos tanto en mitigación como adaptación y que la futura ley se base en el conocimiento de los científicos "en consonancia" con el respeto al medio ambiente y el fomento del empleo y que, al mismo tiempo, permita luchar contra el desperdicio alimentario, la agricultura y el sector forestal sostenible como sumideros de CO2.

LA ADAPTACIÓN: EL HERMANO POBRE

En este contexto, el director de Investigación de IH de Cantabria y miembro investigador del IPCC, Íñigo Losada, ha definido a la adaptación como "el hermano pobre" del cambio climático ya que aún falta un acuerdo "definitivo" que permita mantener el aumento de la temperatura por debajo de 2 grados centígrados y ha destacado la importancia de las políticas de adaptación para España donde agua y costas son "especialmente vulnerables" al cambio climático.

Así, desde la Agencia Europea del Medio Ambiente, José Ramón Picatoste, ha explicado la estrategia europea y los progresos de los Veintiocho, de los que 17 Estados miembro han presentado ya sus planes de adaptación y ha apuntado que ese podría ser el modelo estructural a seguir; es decir que España promoviese que otras administraciones tuvieran también sus propios planes y ha recordado que la estrategia europea cuenta con financiación. Esto es, de nuevo una aspiración a las estrategias "verticales" y "horizontales" y a que esta estrategia propia se someta a evaluaciones periódicas.

El catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y también miembro del IPCC, José Manuel Moreno, ha manifestado que si esta ley se hace bien puede marcar el cambio de trayectoria para el país.

Para alcanzar el éxito ve fundamental incluir el término riesgo, los que emergen como consecuencia de los peligros del clima y del cambio climático, pero que también depende de la exposición y la vulnerabilidad al mismo. En ese sentido, ha abogado por conocer e identificar estos riesgos a través de un sistema nacional de evaluación de riesgos, algo así como un "catálogo nacional de riesgos" que analice su naturaleza, su urgencia y como responder a los cambios del clima.

De este modo, una vez conocidos, cuantificados y cualificados estima que se podrá establecer el marco normativo con el que operar. En todo caso, ha admitido que no habrá dinero para todo, por lo que habrá que tomar decisiones, priorizar y elegir aquello en lo que sí se podrá ganar y trazar responsabilidades para que cada uno sepa qué hacer.

Desde las ONG, piden una ley que suponga un cambio profundo en la forma de producir y consumir y no solo evitar la mala adaptación sino la mala mitigación. Para ello consideran que es preciso un "mayo compromiso" en cooperación público privada a nivel nacional y también en el extranjero y la coordinación y han pedido una reorganización del consejo nacional del clima que en la actualidad no es un instrumento adecuado.

Este viernes será el turno de debatir acerca del modelo de transporte, de energía y de industria baja en carbono en unas jornadas que serán clausuradas por los ministros de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, y de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal.

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