GREENPEACE SEÑALA QUE LA SEQUÍA EN ESPAÑA SE AGRAVA POR LA MALA GESTIÓN DEL AGUA

- Además del cambio climático. Greenpeace afirmó este miércoles que “la mala gestión de los recursos hídricos” y el cambio climático hacen que la actual escasez de agua en los embalses se convierta en “crónica” en amplias zonas de la Península Ibérica.
La ONG indicó que los últimos datos aportados por el Gobierno sobre las reservas hídricas muestran que la península “estaría entrando en un periodo de sequía”, puesto que el nivel actual de agua embalsada está por debajo del 40%.
“La sequía es un fenómeno propio de nuestra situación geográfica. Sin embargo, el cambio climático y la mala gestión de los recursos hídricos en España están haciendo que la escasez de agua se convierta en crónica en buena parte de la Península Ibérica”, añadió.
Greenpeace recalcó que ello tendrá consecuencias ambientales, sociales y económicas que serán “dramáticas” si no se toman “medidas urgentes”. “España ha basado su política hídrica en una oferta ilimitada de agua. En un país donde este recurso es limitado y está sujeto a fuertes fluctuaciones como consecuencia de las sequías (y del cambio climático), supone un error que causa graves afecciones a los ecosistemas acuáticos y provoca también una gran tensión social”, apostilló.
El responsable de la campaña de agua de Greenpeace, Julio Barea, recalcó que “las medidas para combatir la sequía y la falta de agua deben hacerse durante los períodos húmedos, con soluciones aportadas por científicos y técnicos, y siempre manteniendo fuera a políticos e intereses que no sean el bien público". “España tiene que aplicar políticas de prevención, ahorro y optimización de los recursos hídricos", agregó.
LOS RÍOS SON “CLOACAS”
Greepeace indicó que, a pesar de que España es el país con más embalses per capita del mundo (cerca de 1.300), en las últimas dos décadas se han construido y puesto en explotación 214 presas más y, aún así, siguen los problemas de abastecimiento cuando descienden las lluvias.
“A esto hay que sumar que los ríos son actualmente las cloacas donde terminan buena parte de los residuos urbanos e industriales. Y que la fuerte segmentación y artificialización de la práctica totalidad de los cauces, con consecuencia de azudes y trasvases (ni siquiera bien controlados por la Administración), dan como resultado una pérdida del poder de autodepuración y regeneración natural de los ríos, perjudicando seriamente a las masas de agua y a los ecosistemas que dependen de ellas”, indicó.
Greenpeace recordó que la contaminación del agua es el factor que más influye en la pérdida de recursos hídricos y destacó que, incluso basando la gestión hidrológica en un política de oferta ilimitada, la lucha contra la contaminación permitiría aumentar la disponibilidad de agua más que construyendo nuevos embalses o recrecimiento de presas, canalizaciones o trasvases.
“Las aguas subterráneas, nuestras auténticas reservas estratégicas de agua para el futuro, tampoco se libran de la pésima gestión. Los acuíferos del Estado almacenan hasta seis veces más agua dulce que todos los embalses juntos. La contaminación procedente principalmente de la agricultura y la ganadería industrial y la sobreexplotación los están poniendo en serio riesgo. La Administración reconoce que existen más de 500.000 pozos ilegales, pero se niega a tomar medidas y poner coto a este descontrol”, concluyó.

Mostrar comentarios