Con su cresta, sus tatuajes y su fino juego de centrocampista ofensivo completo, Marek Hamsik es desde hace casi diez años el ídolo de Nápoles, pero también de Eslovaquia, a la que guio hasta una primera clasificación a una Eurocopa.
"Si ganamos el Scudetto, me quito la cresta", había prometido a principios de año, cuando Nápoles era todavía primero de la liga italiana.
Pero la Juventus de Turín pasó por allí y Nápoles terminó segundo, un excelente resultado que lo coloca directamente en Liga de Campeones. Y que permite a Hamsik abordar esta Eurocopa con la cabeza y la creta altas.
Será la primera Eurocopa para Eslovaquia, que con un puñado de jugadores, de nivel mundial, como Hamsik y el defensa central Martin Skrtel a la cabeza, ya había logrado una primera clasificación para el Mundial de 2010.
Frente a Rusia, Inglaterra y Gales, los eslovacos tienen alguna cartas a jugar en el Grupo B y la más fuerte se llama Hamsik, autor de cinco goles en las eliminatorias.
Sobre todo, el eslovaco llega a la Eurocopa tras una de las mejores temporadas de su carrera en club, con ocho goles y diez asistencias entre todas las competiciones. Mientras jugaba muy avanzado con Rafael Benítez, Maurizio Sarri lo colocó un poco más atrasado y Hamsik se acopló perfectamente.
Como el argentino, Hamsik inscribió 81 goles en Serie A con la camiseta del Nápoles, donde está desde 2007. Solo Antonio Vojak, goleador de los años 30, anotó más tantos que él, con 102.
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