LOS LÍQUENES ANTÁRTICOS CRECEN MÁS EN LOS VERANOS CON MAYOR TEMPERATURA

- La temperatura en la Antártida podría subir 0,34ºC por década hasta 2100. Los cambios de temperatura en la península antártica afectan a los líquenes, porque estos organismos que surgen de la simbiosis entre hongos y algas unicelulares crecen más en los veranos de mayor temperatura y detienen su crecimiendo o frenan su población cuando la estación estival es más fresca de lo normal.
Ésta es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo por nueve investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de tres universidades madrileñas: Complutense, Politécnica y de Alcalá de Henares. El trabajo ha sido publicado en la revista ‘Scientific Reports’.
Los científicos analizaron qué efectos pueden provocar los cambios de temperatura en la biodiversidad de la Antártida, puesto que afectan de manera rápida y, según la especie, también drástica al desarrollo de los líquenes.
La península antártica está poblada por más de 400 especies de líquenes que viven en las rocas y las áreas de la costa que el hielo y la nieve no llegan a cubrir del todo. Los científicos observaron el crecimiento de seis especies de líquenes durante los últimos 24 años.
Se trata de especies que, además de ser muy sensibles a los contaminantes atmosféricos, los líquenes actúan como excelentes indicadores para analizar los efectos del calentamiento climático, el cual, según Fernando Valladares, investigador del MNCN, “ha implicado cambios térmicos complejos de los que sólo había referencias indirectas y estimaciones a partir de modelos”.
OSCILACIONES TÉRMICAS
Los investigadores documentaron que entre 1991 y 2002, cuando la temperatura media durante el verano aumentó 0,42ºC en la península antártica, cinco de las seis especies estudiadas aumentaron su crecimiento.
Sin embargo, entre 2002 y 2015, cuando la temperatura media registrada durante el verano descendió 0,58ºC, la tasa de crecimiento de cuatro de las especies disminuyó y las otras dos colapsaron sufriendo un fuerte declive poblacional. Asimismo, comprobaron que las nevadas afectan más a los líquenes cuando la temperatura ambiente es más fría y que las poblaciones desaparecen si la nieve permanece mucho tiempo.
La península antártica es una de las regiones de la tierra donde antes se notó el aumento de la temperatura. “Aunque los modelos predictivos que manejamos apuntan a que la temperatura volverá a subir a una media de 0,34ºC por década hasta 2100, el escenario con el que trabajamos es más complejo”, contextualiza Valladares, quien añade: “Entre 1951 y 1998 la temperatura anual fue aumentando. Sin embargo, desde 1998 ha disminuido a una media de 0,25ºC por década”.
Valladares indica que el estudio ha comprobado “la existencia de periodos de enfriamiento dentro de la tendencia general de calentamiento” y que esos cambios de temperatura, “que podrían parecer insignificantes”, afectan “de manera drástica” a los líquenes.
“Todo esto permite inferir cambios en el funcionamiento de los ecosistemas antárticos y del planeta en su conjunto”, concluye Valladares.

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