LAS LLUVIAS VERANIEGAS EN ZONAS SECAS DE ÁFRICA PUEDEN PREDECIRSE AÑOS ANTES

Las precipitaciones de verano en la región del Sahel (una franja situada al sur del desierto del Sáhara que recorre el continente africano desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo), una de las regiones más propensas a la sequía en el mundo, pueden ahora predecirse con meses o incluso años de antelación.
Así lo asegura un estudio en el que han participado climatólogos de la Oficina de Meteorología del Reino Unido (Met Office) y la Universidad de Exeter, y que ha sido publicado en la revista ‘Nature Communications’.
Gran parte de los alimentos producidos en el Sahel depende de las lluvias de verano y esta región experimentó grandes sequías en las décadas de los 70 y los 80 del siglo pasado, así como en los últimos años.
Los investigadors utilizaron el Sistema de Predicción Decenal del Centro Hadley de Met Office y encontraron que ese modelo es bueno para predecir las precipitaciones veraniegas del Sahel en los próximos cinco años.
Ese pronóstico en cinco años se basa en la temperatura de la superficie del mar en el Atlántico Norte, en tanto que el fenómeno climático de ‘El Niño’ es importante para realizar predicciones a corto plazo antes de cada verano.
“Nuestro estudio sugiere que las predicciones hábiles de las lluvias de verano en el Sahel ahora son posibles meses o incluso años antes”, apunta Katy Sheen, una de las autoras del estudio, quien añade: “Con una población dependiente de la agricultura, el Sahel es particularmente vulnerable a grandes sequías, como las de los años 70 y 80”.
"Una mejor comprensión y predicciones de las lluvias estivales en el Sahel tiene el potencial de ayudar a los responsables de la toma de decisiones a anticiparse a futuros ciclos de sequías e inundaciones de verano, ayudando a las comunidades locales a resistir cada vez más al clima notoriamente variable y cambiante de la región", apunta.
Al analizar los datos del pasado, los investigadores verificaron si el modelo estudiado habría predicho la falta de lluvias asociada con las prolongadas sequías de los años 70 y 80, y encontraron que era muy eficaz. "Nuestro estudio mejora nuestra comprensión de los mecanismos de conducción de la variabilidad de las precipitaciones de verano y muestra que son predecibles", recalca Sheen.

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