Walter Richters es el hombre de 38 años que mató al hijo de su novia introduciendo vodka en los tubos que le alimentaban, según The Sun.
El niño, que tenía 13 años, no podía hablar ni andar, era sordo-ciego y tenía el paladar hundido. Era a través de estos tubos por donde recibía la comida, agua y vitaminas.
Ha sido condenado a tres años, como mínimo, de cárcel tras declarar en contra de su pareja, la madre del niño.
El asesino confesó que todo lo que hizo fue con el consentimiento de la madre de Isaac Robitille, que creyó que el alcohol podría calmar al chico y la madre dijo que no le haría ningún daño.
Por esta razón el juez del condado de Caledonia ha estimado oportuno que la madre de Robitille sea acusada de asesinato en segundo grado.
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