LOS MACACOS TIENEN MEJOR SALUD SI ASCIENDEN EN LA ESCALA SOCIAL

El estatus social afecta a la salud de los macacos porque el sistema inmunológico se altera ante el estrés crónico generado por estar en una escala inferior, incluso en ausencia de otros factores de riesgo, según un estudio realizado por 12 investigadores de Estados Unidos y Canadá.
Esta investigación confirma estudios previos en animales que sugieren que el estatus social influye en la forma en que los genes se activan y desactivan en las células inmunes. El nuevo trabajo, publicado este viernes en la revista 'Science', va más allá y muestra que esos efectos pueden ser reversibles.
Los resultados del estudio sugieren efectos paralelos en los seres humanos, en los que se sabe que la escala social impulsa las desigualdades en materia de salud por las diferencias en el acceso a atención médica y conductas de riesgo como el tabaquismo, la falta de ejercicio y una dieta poco saludable (por ejemplo, los estadounidenses más pobres tienen una esperanza de vida de más de una década menos que los ricos), e indican que estas diferencias pueden tener también una base biológica en las especies animales con organizaciones sociales similares a las humanas .
Los investigadores basaron su análisis en 45 hembras de macacos Rhesus (‘Macaca mulatta’) que se encontraban en cautividad en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Yerkes, de la Universidad Emory (Estados Unidos), a las que modificaron sus rangos sociales.
Primero, introdujeron a estas individuas que no se conocían en nuevos grupos sociales y luego observaron cómo trataban a las otras, cómo interactuaban, cuáles hacían ‘bullying’ o acoso y cuáles se encogían de miedo. Las macacas formaron una jerarquía en orden de antigüedad, ya que las que entraron más temprano en los grupos tendieron a escalar en el estatus social respecto de las que llegaron después.
9.000 GENES
Para descubrir cómo el estatus social afectaba a su salud, los investigadores tomaron células inmunes de las macacas y midieron la actividad de unos 9.000 genes, de los que más de 1.600 eran diferentes en las hembras de rango más bajo que las de una escala superior, particularmente con un tipo de glóbulos blancos llamados ‘células asesinas naturales’, que responden rápidamente a las infecciones víricas.
Después, los científicos reorganizaron a las hembras en nueve nuevos grupos sociales. Entonces, las macacas también se posicionaron por orden de llegada, con lo que las primeras tenían una escala social más alta que las recién llegadas.
Pero los investigadores reubicaron esas posiciones e hicieron que las hembras que estaban previamente altas en la escala social bajaran uno o más peldaños, y las que se encontraban en rangos más bajos ascendieron.
Las hembras cuyo estatus mejoró se convirtieron en compañeras más deseadas para ser acicaladas, con lo que tenían más oportunidades para tener menos estrés a través del vínculo social, y sus células inmunitarias también mejoraron. "Esto sugiere que los efectos sobre la salud del estado no son permanentes, al menos en la edad adulta", apunta Jenny Tung, profesora asistente de antropología evolutiva y biología de la Universidad Duke (Estados Unidos) y coautora del estudio.
Respuestas similares podrían ayudar a explicar por qué las personas pobres y de la clase trabajadora tienen tasas más altas de trastornos inflamatorios como las cardiopatías y la diabetes, según añade Luis Barreiro, coautor del estudio y profesor asistente de imunogenética en la Universidad de Montreal (Canadá).

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