En torno a 5.000 manifestantes, según la organización, acabaron concentrados en la plaza de Dizengoff, como muestra de condena a recuentes operaciones de demolición como la ocurrida el pasado 18 de enero en la ciudad beduina de Umm al Hiram, en el Negev.
La demolición acabó degenerando en un enfrentamiento donde fallecieron un policía y Yacoub Abu al Qiyan, un profesor de matemáticas de la localidad, por disparos de las fuerzas de seguridad israelíes en un confuso incidente bajo investigación, ya que varios testigos aseguran que Al Qiyan iba completamente desarmado cuando fue abatido mientras conducía por el lugar.
La viuda del profesor, Amal Abú Saad, compareció ante los manifestantes para lanzar un mensaje contra la "política racista y discriminatoria del Gobierno israelí".
"A pesar de vuestros salvajes esfuerzos para inciatar a la violencia no conseguiréis dividir a los ciudadanos de este país. Todos los que estáis aquí sois prueba de que árabes y judíos pueden vivir juntos y en igualdad", añadió en su discurso, recogido por el medio israelí Haaretz.
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