No hacía pellas de vez en cuando, era una verdadera profesional - sin saberlo- de hacer novillos, hacer la pirola, hacer la mona, y otras formas de llamar al hecho de escaquearse del colegio. Pero ahora un juzgado ha dejado claro en sentencia que la responsabilidad de ello la tienen sus padres, y la pagarán en metálico.
Según informa el Diario de Mallorca, un juzgado ha condenado a unos padres a abonar 1.440 euros por las 247 veces que su hija no asistió a clase en los cursos escolares de 2007 a 2014.
Durante los citados períodos académicos, la niña no fue a clase 247 veces, y no justificó las ausencias de ninguna manera.Abandono de menores
Podría hablarse de precocidad en la conducta de la menor, ya que tenía siete años cuando comenzó a dejar de asistir a clase. Así que, según recoge el rotativo mallorquín, los padres deberán pasar por caja tras la multa judicial.
Los dos progenitores habrían admitido ante el Juzgado de lo penal de Palma de Mallorca su responsabilidad en las repetidas ausencia de su hija y se declararon culpables de un delito de abandono de menores.
Igualmente, los padres reconocieron su culpabilidad en un delito de desobediencia grave, al haber ignorado un auto judicial previo que les instaba a la escolarización inmediata de su hija.
Fueron los responsables de un centro educativo público de Palma en el que estaba escolarizada la pequeña en el curso 2012-2013 los que denunciaron la situación ante la fiscalía de menores.
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