En su escrito, Osoro insta a los cristianos a aprovechar el descanso estival para conversar sobre temas clave para la sociedad y los tiempos actuales.
Entre estos temas está lo que el arzobispo denomina como "vacío espiritual" de la cultura actual, una afección que define como un conjunto de "amnesia cultural, agnosticismo intelectual, anemia ética o asfixia religiosa.
Al respecto, añade que los cristianos se enfrentan a "tentaciones", como puede ser la de disolverse "en medio del mundo siendo una cosa más de las múltiples que existen y olvidando la sal de la tierra y luz del mundo".
La misiva también se ha dirigido a reivindicar la familia como una "comunidad de personas" que están al "servicio de la vida" y que el matrimonio cristiano se cimenta en la procreación y sólo es posible entre "un hombre y una mujer". Aunque Osoro ha querido matizar que "esto no está exento de la comprensión a toda situación humana".
Por último, el arzobispo ha afirmado que la educación religiosa, sobre todo en estos tiempos en que está "sometida a debate por si debe estar o no presente en la formación de los niños y jóvenes en la escuela", es indispensable para que "su experiencia humana" sea completa y ha argumentado que es también necesaria para que aquellos que critican la religión la conozcan y no se expongan "a decir un disparate".
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