Tiroteo en Dallas dejó cinco policías muertos y nueve personas heridas

Un intenso tiroteo ocurrido en Dallas durante una manifestación antirracista culminó con cinco policías muertos y otras nueve personas heridas, incluyendo a siete agentes, en un episodio que el presidente Barack Obama definió este viernes como un ataque "salvaje, calculado y despreciable".

El jefe de la policía de Dallas, David Brown, confirmó este viernes que el principal sospechoso fue abatido después de un tenso cerco policial. El sospechoso había afirmado antes de morir que no pertenecía a ningún grupo organizado y que solo quería "matar policías blancos".

El sospechoso fue identificado por medios estadounidenses como Micah Johnson, un hombre negro de 25 años que residía en Mesquite, un suburbio de Dallas (Texas). De acuerdo con informaciones de prensa, Johnson no tenía antecedentes policiales.

La policía abatió a Johnson al fin de un largo asedio utilizando un robot con explosivos, dijo Brown, quien formuló un dramático llamado a la unidad alegando que "esto tiene que terminar, esta división entre nuestra policía y nuestros ciudadanos".

El estallido de violencia ocurrió cuando la ciudad de Dallas era escenario de una protesta antirracista, motivada por la muerte de dos ciudadanos negros a manos de policías en Luisiana y Minnesota esta semana.

Ante el impacto de lo ocurrido en Dallas, el gobierno determinó este viernes que todas las banderas en reparticiones públicas sean izadas a media asta.

El centro de Dallas se convirtió este viernes en un gigantesco escenario de investigaciones por parte de agentes, escuadrones antiexplosivos y expertos en balística. Por el momento se desconoce cuantas personas efectuaron los disparos contra la policía.

Desde Varsovia, adonde viajó para asistir a una cumbre de la OTAN, Obama denunció un ataque "salvaje, calculado y despreciable contra las fuerzas del orden".

"No hay una justificación posible a este tipo de ataques o cualquier tipo de violencia contra las fuerzas del orden", añadió.

De acuerdo con la prensa local, el saldo mortal de la jornada representa el peor registrado contra fuerzas policiales desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.

La gravedad de la situación motivó a los aspirantes presidenciales Hillary Clinton y Donald Trump a cancelar todos sus actos públicos de campaña previstos para este viernes. Clinton tenía previsto un acto junto al vicepresidente Joe Biden en Pensilvania, y Trump un mitín en Miami.

En un mensaje en la red Facebook, Trump afirmó que se trató de un "ataque contra nuestro país, y denunció que se trató de un tiroteo que incluyó "ejecuciones".

Por su parte, Clinton escribió en Twitter que se encontraba de duelo "por los oficiales baleados cuando cumplían su misión sagrada de proteger una protesta pacífica, por sus familias y por todos los que sirven con ellos".

En tanto, el presidente de la controvertida Asociación Nacional del Rifle (NRA), Wayne LaPierre, se limitó a expresar "la profunda simpatía que sentimos por los heroicos policías de Dallas muertos o heridos".

"Había negros, blancos, latinos, de todo. Era la protesta de una comunidad mixta. Y de pronto (los disparos) salieron de la nada. Teníamos la impresión de que nos disparaban a nosotros. Era el caos total, una cosa de locos", contó un testigo a la prensa.

Una mujer identificada como Shetamia Taylor resultó herida en una pierna cuando participaba de la manifestación junto a sus cuatro hijos.

Hacia el final de la manifestación en Dallas, dos hombres "empezaron a disparar contra los policías desde una posición elevada", como en una emboscada, explicó el jefe Brown.

Una mujer que estaba en la misma zona fue detenida, además de otros dos sospechosos que tenían bolsas de camuflaje en su coche. "Por desgracia no estamos seguros de haber detenido a todos los sospechosos", admitió.

De acuerdo con Brown, las tres personas detenidas por la policía "no estaban cooperando".

Varios testigos subieron a internet videos y audios sobre la situación, en los que se ven y escuchan las ráfagas de tiros y las sirenas policiales.

El alcalde de Dallas, Mike Rawlings, también formuló este viernes un llamado a la unión después de una jornada de desastre.

"Nosotros, como ciudad, como país, debemos ahora unirnos, cerrar filas y curar las heridas que sufrimos de tiempo en tiempo. Las palabras quedarán para más tarde", dijo Rawlings a la prensa. Se trata de una "mañana dolorosa" para la ciudad de Dallas, agregó.

En tanto, la Fiscal general de Estados Unidos y Secretaria de Justicia, Loretta Lynch, pidió a los estadounidenses que "por favor no conviertan esta semana en algo normal".

Las muestras de indignación habían ido en aumento a lo largo de la semana, primero tras el asesinato el martes de Alton Sterling, de 37 años, ultimado por policías en un estacionamiento de un comercio en la ciudad de Baton Rouge, Luisiana.

El jueves la indignación se trasladó a las calles de las principales ciudades estadounidenses tras la muerte de otro ciudadano negro, Philando Castile, a quien un policía le disparó dentro de su auto que había sido detenido para un control de tránsito. La víctima viajaba junto a su novia y la hija de ésta, de cuatro años.

Las muertes de Sterling y Castile fueron filmadas por testigos con teléfonos celulares y los videos muestran que no representaban ningún riesgo evidente para los agentes que les dispararon.

ahg/cd

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