Tribus papúes preservan el rito de la momificación en Indonesia

Al tomar en sus brazos los restos de su ancestro momificado, el jefe tribal Eli Mabel preserva una tradición que ha desaparecido prácticamente entre los dani, una etnia minoritaria de las montañas de Papúa occidental, una provincia de Indonesia.

El menudo cadáver desecado y ennegrecido que transporta era el de Agat Mamete Mabel, el jefe que dirigió hace 250 años este pueblo aislado de Papúa en la isla de Nueva Guinea, cuya mitad oriental comprende la mayor parte del Estado independiente de Papúa-Nueva Guinea.

Agat, honrado antes de su muerte en base a una costumbre de los dani reservada a importantes ancianos y a héroes locales, fue embalsamado y conservado gracias al humo y al aceite animal.

Nueve generaciones más tarde, su descendiente Eli Mabel es el jefe de la localidad de Wogi, una aldea aislada del valle de Baliem, adonde sólo se puede acceder a pie a través de sendas o en canoa.

La edad exacta de Agat no se conoce, explicó Eli a la AFP, pero este ancestro es el último de la aldea que recibió estos funerales, según el método ritual de embalsamamiento con fuego, cuya calor hace secar el aceite derramado sobre el cadáver.

Misioneros cristianos y predicadores musulmanes animaron a continuación a los miembros de las tribus a enterrar sus cuerpos, lo que provocó una desaparición progresiva del embalsamamiento tradicional.

Pero Eli está decidido a preservar los ritos y rituales para las próximas generaciones. "Debemos proteger nuestra cultura, incluidas las ceremonias para una momia" con la tradición del fuego.

La momia se decora con colmillos de jabalí alrededor del torso, un penacho de plumas y con el "koteka", un calabacín seco que cubre el pene, en una choza denominada "honai".

Algunos aldeanos guardan a lo largo del año esta gran choza y alimentan el fuego para garantizar que el cuerpo se mantiene seco y conservado.

La tarea de transportar la momia recae a menudo en Eli, que duerme muchas noches solo en la "honai" para velar por su ancestro.

Eli espera que el rito del transporte de la momia se perpetúe tras su muerte y que sus hijos se impliquen en mantener las tradiciones de la tribu, si bien se muestra preocupado, visto el alejamiento de sus descendientes. Algunos de sus cuatro hijos viven en centros urbanos muy alejados de la aldea.

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