Vecinos de La Paz claman por agua y piden renuncia de ministra de Morales

Vecinos de la ciudad de La Paz reclaman al gobierno boliviano que se restituya con urgencia el suministro de agua, que afecta a cerca de la mitad de sus 800.000 habitantes.

"Estamos sin agua, no tenemos agua ni para cocinar", lamenta la joven Leydi Guaygua, que vive en Huaychani, un barrio pobre en una ladera al norte de La Paz que está sin agua desde hace dos semanas.

Sabina Condori, ama de casa, exige agua, luego de que un carro cisterna del municipio llegó al lugar con 12.000 litros: "Somos varias personas en mi casa, además tengo jardín, tengo una docena de gallinas, tengo perritos, mis animalitos también necesitan agua", señala.

Casi media capital administrativa sufre racionamiento de agua.

El gobierno lo achaca al cambio climático y su consecuente reducción de los glaciares andinos que nutren la tres represas que surten la ciudad. Para la oposición, también existe un componente de negligencia gubernamental.

La empresa estatal EPSAS, cuyos ejecutivos fueron removidos esta semana por orden del presidente Evo Morales por no haber alertado del problema, estima que mientras no llueva persistirá el racionamiento.

Las tres represas que alimentan a La Paz, Incachaca, Hampaturi y Ajuan Khota, al norte y noreste de la ciudad, están al 8%, 5% y 1% de su capacidad, respectivamente.

"He visto desde el helicóptero que las lagunas siguen secándose", señaló este viernes Morales, quien anunció que se perforarán pozos para la escasez de agua.

Entre tanto, unos 200 vecinos marcharon con recipientes de plástico por varias calles en el centro de La Paz para pedir la renuncia de la ministra de Medioambiente y Agua, Alexandra Moreira, a quien culpan de la falta de agua.

Otras siete ciudades de Bolivia también sufren racionamientos.

EL país vive una de las peores sequías en los últimos 25 años, según el Ejecutivo por el cambio climático.

El jueves se registró un corte de rutas en Cochabamba (centro), donde los vecinos reclamaban agua, y en Potosí (suroeste) se produjeron roces entre campesinos que necesitan el agua para sembrar y mineros que la usan para sus ingenios.

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