World Watch Institute urge a iniciar la transición a otro modelo de organización urbana basado en la ciudad sostenible

World Watch Institute urge a iniciar la transición a otro modelo de organización urbana basado en la ciudad sostenible
World Watch Institute urge a iniciar la transición a otro modelo de organización urbana basado en la ciudad sostenible
EUROPA PRESS
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Pero para lograr este reto es necesario que "los países ricos aprendan a consumir menos para que los pobres puedan consumir más y tengan una vida digna", afirma. Así, según este trabajo, "la insostenibilidad desde el punto de vista medioambiental, las desigualdades y la pobreza en los núcleos urbanos, y la falta de participación ciudadana en la toma de decisiones en este entorno, ponen de relieve la urgencia de iniciar una transición hacia otro modelo de organización urbana".

Motores de economía, de consumo pero también de pobreza, las ciudades son las protagonistas del informe anual del think thank estadounidense Worldwatch Institute. Desde 2009, la mitad de la población mundial vive en ciudades y se calcula que para 2040 todas las regiones del mundo, incluyendo África, serán mayoritariamente urbanas.

Además, a día de hoy, aún no ha sido construido un 60% de los edificios necesarios para albergar en 2050 a la población urbana mundial. "Cuando las personas se marchan a las ciudades, su nivel de vida aumenta, pero también su consumo y eso no es lo que el mundo necesita ahora", explica el investigador en una entrevista con Europa Press. "El verdadero reto es saber cómo se puede lograr tener todos los avances económicos y de innovación que ofrecen las ciudades sin que nos lleve aún más hacia la insostenibilidad", añade.

Por ello, el informe, coeditado en castellano por FUHEM Ecosocial e Icaria, recopila historias "inspiradoras" que ofrecen un relato de "progreso y esperanza", añade el investigador. Para Gardner, son casos que ilustran que es posible influir en la situación del planeta así como lograr "un futuro más sostenible" pero que para resolver "el desafío climático requerirá un cambio social muy profundo". "Publicamos este libro con la esperanza de que sirva de motivación a los ciudadanos y a los responsables políticos para crear ciudades sostenibles en el mundo entero", concluye.

Actualmente en las ciudades se produce el 80% del producto interior bruto (PIB) del mundo y un 60% se genera en las 600 ciudades más productivas, donde vive actualmente una quinta parte de la población mundial. En ellas se consume 60-80% de la energía y más del 75% de los recursos naturales, produciendo el 75% de las emisiones mundiales de carbono.

Además, las ciudades pueden ser centros de pobreza ya que "aproximadamente 1 de cada 7 habitantes de zonas urbanas vive en la pobreza, generalmente en asentamientos marginales de los países en desarrollo--, explica el informe--. Además, el 10% de la población urbana en países en desarrollo carece de acceso a la electricidad y el 18% utiliza madera, estiércol o carbón para cocinar."

MENOS ES MÁS

A lo largo de las 400 páginas de informe existe una idea que se repite resumida en la frase: "Menos es más". Para Gardner es "preciso" que los países ricos, "reduzcan su consumo de energías fósiles y de materiales suficientemente para que los países en desarrollo puedan ampliar el suyo --explica--. Ser más eficiente es lograr los mismos beneficios con menos recursos y esto interpela a cualquier negocio".

En un capítulo del libro se describe la jornada de una mujer de 40 años con dos niños en una ciudad sostenible. La protagonista se ducha con agua fría, su casa está perfectamente aislada gracias a ayudas del Gobierno, va caminando al colegio, en tranvía al trabajo y una parte de la compra la realiza con sistema de trueque. La ciudad está prácticamente libre de coches y repleta de zonas verdes donde juntarse los vecinos y que jueguen los niños.

Para Gardner la diferencia con los países en desarrollo es "evidente" ya que si la protagonista de la historia viviera en un país en desarrollo, su día transcurriría bajo el signo de la expansión de infraestructuras, como escuelas, clínicas, transporte, parques e instalaciones deportivas, y de oportunidades para generar ingresos, que incrementarían a su vez los niveles de consumo necesarios para llevar una vida digna.

Para el investigador los países ricos deberían de apostar más por las cosas públicas. "Por ejemplo, si hubiera más piscinas públicas, la gente no se construiría piscinas en sus jardines privados", explica. "La magnitud del problema del que estamos hablando es tan grande que hay que ser muy creativo con las soluciones", asegura. Las bicicletas públicas o las empresas para compartir coche, "inimaginables en Estados Unidos hace 10 años", son ejemplos de que las personas "están cambiando sus hábitos de consumo --afirma--. Pero áun queda mucho por hacer".

SIETE CLAVES DE LA CIUDAD SOSTENIBLE

Aunque ninguna ciudad es igual que otra y "la sostenibilidad se ve diferente en función de la ciudad, por el clima tan diverso que hay", una característica que deberían de compartir las ciudades sostenibles es que sea compacta, ya que facilita las conexiones, no sólo de transporte, sino también de comunicaciones, relaciones sociales, economías locales, etc.. "Cuantas más conexiones hay, más posibilidades de desarrollo tiene una ciudad. Cuando uno se esparce, inevitablemente consume más. Compacto es sinónimo de ahorro".

Sin embargo, el investigador también señala que hay un límite para esa densidad de población. Lo "ideal" es que las ciudades tengan entre 5.000-15.000 personas por kilómetro cuadrado, aproximadamente lo que se encuentra en las ciudades europeas, sin embargo, la densidad de algunas ciudades de Asia, por ejemplo, que supera las 20.000 personas "es demasiado".

A día de hoy no existe ninguna ciudad 100% sostenible. Para Gardner el ejemplo más aproximado sería Friburgo en Alemania, donde han creado muchos huertos en los tejados, la calefacción se realiza gracias a la energía solar, viajar en bicicleta es lo más cómodo y el compartir coche con los vecinos es habitual aunque advierte que "aunque todas las ciudades fueran como Friburgo, los niveles de consumo seguirían siendo muy altos".

Así, Gardner resume en siete claves para "desbloquear la transición hacia la sostenibilidad": Reducir, hacer circulares, y no contaminantes los flujos de materiales; invertir en infraestructuras verdes que den espacio a la naturaleza; que el desarrollo de la ciudad sea compacto, conectado y a escala humana; dedicar espacios para el encuentro de la gente; fortalecer las ciudades como centro de bienestar cuidando los servicios sanitarios o evitando la contaminación atmosférica; que el desarrollo se centre en las personas; y, finalmente, asegurar que la gobernanza es participativa.

En cuanto al papel que pueden desempeñar los propios ciudadanos, "lo ideal es que reduzcan al máximo su gasto de combustibles fósiles por ejemplo usando el coche lo mínimo posible", asegura el experto. "Y si tienen capacidad de mejorar la eficiencia energética de sus casas, con luces LED o mejor aislamiento, que lo hagan. Con eso ya habrán hecho mucho".

Por último, en cuanto al papel de las administraciones, Gardner afirma que "los gobiernos son lentos pero hay evidencias, como el Acuerdo de París y la próxima Cumbre del Clima en Marruecos, que se están moviendo". En el caso de España, "tiene la suerte de estar bendecida por el sol y, aunque está aprovechando ya sus recursos naturales, aún tiene mucho que mejorar", concluye.

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