Luz de Cruce

"Achtung!: circulen sin parar, no se detengan": las aporías de la Orden de Illa

Gente en Madrid Río durante la desescalada
Gente en Madrid Río durante la desescalada
EFE

La ley es una expresión del saber jurídico. La ley tiene límites, no puede ser tan prolija como un microscopio. El Derecho es una ciencia de alta precisión pero no tiene la capacidad de prever todos los casos y detalles que suscita el asunto que regula. Como dice la hermosa locución gallega "a modiño", la ley ha de ser un producto exento de velocidad, pleno de atención y respeto a sus destinatarios. Hay normas que pretenden abarcarlo todo sin conseguir explicar nada.

La pandemia de la Covid-19 ha congregado en la Moncloa a un grupo de juristas sin vocación de sistema, a un club de jesuitas obsesionados por el casuismo más acendrado, a una secta de judíos caraítas que tachan de herejes a los rabinos por su interpretación talmúdica de la Torá. Todos ellos comparten su amor exacerbado por el literalismo, lo peor que deben soportar los operadores jurídicos y los propios ciudadanos.

¿Un ejemplo? La Orden del Ministro de Sanidad que, desde el 2 de mayo, permite (y recomienda) el ejercicio de actividades físicas al aire libre. Al filósofo Salvador Illa le gustan las contradicciones lógicas y las aporías. Leamos el artículo tercero, apartado 3, de su Orden: "En la medida de lo posible, la actividad física debe realizarse de manera continuada evitando paradas innecesarias en las vías o espacios de uso público. Cuando en atención a las condiciones físicas de la persona que está realizando la actividad sea necesario hacer una parada en las vías o espacios de uso público, la misma se llevará a cabo por el tiempo estrictamente necesario".

Las expresiones "en la medida de lo posible", "paradas innecesarias" y "tiempo estrictamente necesario" son conceptos jurídicos indeterminados. Las tres exigen una interpretación lógica imposible de efectuar.

1.- El "principio de simple posibilidad" enerva el imperativo categórico (debe) que exige el "ejercicio físico continuado". No pueden existir requisitos de obligado cumplimiento universal si su presupuesto de hecho es la incertidumbre.

2.- ¿Qué significa el adjetivo "innecesario"? ¿La Orden autoriza las pausas para evacuar aguas mayores, pero te obliga a hacer pipí sobre la marcha, como los ciclistas del Tour?

3.- Me resulta incomprensible la mayor severidad ("tiempo estrictamente necesario") que Illa utiliza (de forma velada) para apalear a los débiles, enfermos o ancianos. Va en contra de las intenciones explícitas de su norma: la mejora física y mental que proporciona el ejercicio físico. El estrés al que somete el filósofo de la salud pública a los peores de la clase puede provocar lipotimias e infartos de miocardio a mansalva. ¿Es un sádico que ve todos los días el film "¡Danzad, danzad, malditos!"?

4.- Illa contempla la actividad cardiovascular como le da la gana. Permite la movilidad en bicicleta dinámica al mismo tiempo que prohíbe detenerse en un espacio público recreativo apto para pedalear sobre una bici estática (desinfectada).

Últimamente veo muy desmejorados a Sánchez y a sus palafreneros. No me extraña, viven como monjes de clausura y no juegan al tenis (individual) ni al golf. La falta de exposición a la luz solar impide la síntesis de la vitamina D (su inexistencia altera el equilibrio del sistema nervioso). Además, la falta de ejercicio físico perjudica la salud mental.

Yo, todas las noches, le rezo a San Judas Tadeo, patrón de lo imposible. Le pido el milagro de la curación de Sánchez, Illa y la de todos sus colegas. Por su propio bien y el de sus súbditos. Mariano José de Larra se suicidó porque no hacía deporte. "Mens sana in corpore sano".

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