Una de las acusadas del crimen de Chancelas (Poio) reconoce que mataron "a palos" al anciano

EUROPA PRESS

Una de las acusadas, Rocío Gondar, ha confesado este lunes ante el tribunal que ambas procesadas fueron las autoras de la muerte del anciano en su casa de Chancelas (Poio) en febrero de 2014. "Lo maté, sí", ha reconocido esta mujer a preguntas de su abogado.

Así, Rocío Gondar ha admitido ser la autora material de los numerosos golpes que recibió el hombre, aunque ha asegurado que lo hizo a instancias de la otra acusada, Albertina Táboas. "Lo hicimos de forma conjunta", ha sostenido. "Yo sé que tengo que pagar por lo que hice, pero también hay personas a mi lado que, como yo, también tienen que pagar", ha agregado.

Estas últimas palabras han ido dirigidas a su compañera en el banquillo de los acusados, quien ha negado haber participado en la muerte "a palos" del anciano.

GONDAR ASEGURA QUE ACTUÓ BAJO AMENAZAS

Sin embargo, Rocío Gondar alega que actuó "como un robot", amenazada por la otra acusada, Albertina Táboas, ya que a Secundino "no lo conocía de nada", pues había empezado a trabajar en la casa tres días antes, contratada por la propia cuidadora.

De hecho, Gondar se escuda en que sus facultades estaban anuladas por el "miedo insuperable" que dice que sentía hacia la otra procesada, mientras no supo nada del supuesto crimen hasta el mismo día de los hechos --su defensa añade que padece varios trastornos de personalidad--. "No era dueña de mis actos", ha insistido la acusada, quien ha dicho estar "arrepentida".

Durante su declaración Rocío Gondar ha expuesto que su compañera llegó a ofrecerle 5.000 euros por ayudarla a matar al hombre, pero ha aseverado: "Yo no tuve beneficio económico alguno".

El día de autos, según el relato de Gondar, Albertina Táboas le pidió que pasara la noche con ella en el domicilio de Secundino en Chancelas. El anciano llegó a casa sobre las 4,00 horas de la madrugada después de pasar la noche, como todos los domingos, en la discoteca La Luna.

Aquella misma noche, Táboas le reveló sus verdaderas intenciones y, según el testimonio de Gondar, comenzó a amenazarla. "Me dijo que hiciese lo que hiciese ya estaba metida en el ajo, que mis huellas estaban por toda la casa", ha relatado.

Entonces, Rocío, "presa del pánico", accedió a colaborar en el crimen, golpeando a Secundino hasta la muerte cuando éste regresó de la discoteca.

"Me desbordé y me bloqueé", ha sentenciado. Según ha dicho, algo que le pasa en situaciones "límite", lo cual tiene diagnosticado a nivel psicológico como un trastorno "límite e histriónico" de la personalidad.

ALBERTINA NIEGA LOS HECHOS

Por su parte, la otra acusada, Albertina Táboas, ha negado haber participado de alguna manera en la muerte de Secundino. "Jamás hubiese querido la muerte de Secundino", ha declarado la mujer, a la vez que ha afirmado: "Nunca ofrecí dinero a nadie para matarlo".

Táboas apunta que esa noche ella se fue para cama y que se quedó dormida antes de que llegase Secundino a casa, pero no recuerda nada más de lo ocurrido hasta que llegó a la cárcel de A Lama (algo que sucedió más de una semana después)."Se me borró todo, tengo lagunas de memoria por mi enfermedad", ha expresado.

La acusada ha reiterado que "fue él" quien se ofreció a cambiar su testamento y convertirla en heredera universal. "Insistió mucho y al final accedí", ha relatado a preguntas de la Fiscalía.

"Yo le dije que hablara primero con sus hijos", ha apuntado. Estos, según justifica, le habrían dicho que "hiciera lo que quisiera". Además, ha negado que pidiera a la víctima que pusiera a su nombre una cuenta bancaria en la que el anciano tenía unos 50.000 euros.

PETICIÓN DE 20 AÑOS DE CÁRCEL

De tal forma, el abogado de Albertina Táboas ha pedido la libertad para su cliente al sostener que la mujer "no estaba presente" cuando mataron a Secundino. En cambio, el letrado de Rocío Gondar apela al "miedo insuperable" de su cliente, similar al de las víctimas de violencia de género o abusos sexuales que se enfrentan a su agresor, según ha dicho el abogado.

La Fiscalía y la acusación particular solicitan que las dos mujeres sean condenadas a 20 años de prisión por un delito de asesinato.

Además, el Ministerio Fiscal pide al tribunal que las acusadas indemnicen a los dos hijos de Secundino Prego con 50.000 euros, cantidad que la acusación particular eleva hasta los 300.000 euros.

HERMANOS DE SECUNDINO

Antes de entrar en la Audiencia de Pontevedra dos hermanos de la víctima atendieron a los numerosos medios de comunicación que han acudido al juicio para ratificar las sospechas de la Fiscalía y la acusación particular de que el móvil del crimen fue la herencia de Secundino, "un hombre tranquilo y muy confiado".

Así, Valentina Prego ha recordado que su hermano había nombrado a su cuidadora, Albertina Táboas, como heredera universal con la única condición de que le cuidase. Una designación a la que nadie en la familia puso reparos y de la que la propia Albertina informó a la hermana de Secundino. "Vino a mi casa y me dijo que Secundino le había pasado todo a ella y le dije que si lo cuidas y te lo mereces (...) tú no lo desprecies, ni lo maltrates", ha señalado.

Junto a esto, Valentina Prego afirma que desconfió de la cuidadora "desde el primer momento", puesto que cuando la acusada llegó al tanatorio tras la muerte de Secundino mostraba "un desparpajo terrible" diciendo. "Quería verlo en la caja porque no sabía si había muerto del primer golpe, del segundo o del tercero", ha apostillado.

Incluso, ha explicado que en aquel momento durante el velatorio otra hermana de Secundino llegó a decir: "Fue ésta la que lo mató", por lo que la echaron "para fuera".

Mostrar comentarios