El acusado de abusar de su vecina menor dice que es "mentira" y asegura que él la ha "criado"

El acusado de abusar de su vecina menor dice que es "mentira" y asegura que él la ha "criado"
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EUROPA PRESS
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En su declaración, el hombre -que tiene 68 años y se enfrenta a nueve de cárcel- ha dicho que "no es cierto" que cuando la pequeña tenía entre 5 y 11 años la besara, desnudara, tocara los genitales con las manos y el pene o que llegara incluso a eyacular sobre ella. "Nunca", ha zanjado.

"En mi vida la he tocado sentada encima de mí. Lo juro por Dios y por mi hijo", ha expresado el acusado en la vista, celebrada en la Sección Tercera de la Audiencia de Cantabria y tras la cual todas las partes han elevado a definitivas sus conclusiones.

A lo largo de su declaración, el procesado ha indicado que la menor iba "todos los días" a su casa a jugar con un hijo suyo (que tiene una minusvalía del 60%). Y ha dicho también que le "ayudaba mucho", pues se había separado y le habían operado de cáncer de colon y del corazón. Conforme a su versión, la niña "se apuntaba a todo conmigo, hasta a un funeral".

Ha precisado que estas visitas se iniciaron cuando la niña tenía unos dos años y se volvieron más frecuentes con la edad prolongándose hasta los once aproximadamente, cuando se "rompieron" las relaciones entre ambas familias a cuenta de una deuda del padre de la pequeña con el procesado. Según ha dicho, la niña dejó de ir a su casa "de repente".

A preguntas de las partes, ha puntualizado que él "sólo" le bajó la ropa a la menor en una ocasión, un día que habían ido a la nieve, para que pudiera hacer "sus necesidades". "No ha habido más", ha apostillado, el hombre después de comentar que se bañaban juntos en la piscina portátil que él tenía en su casa -porque ella "no quería bañarse sola"- o coincidían también en rutas senderistas a las que ella iba con sus padres los fines de semana.

También ha admitido que le regalaba cosas, a la pequeña y a su hermana, como teléfonos móviles, una consola o un portátil, pero que eran presentes "mutuos", pues él también los recibía de la familia de la niña.

A propósito de los regalos, el hombre ha indicado que la menor usaba el ordenador de su casa y "dos veces" se lo dejó encendido con una "página porno" abierta, extremo que comentó a sus progenitores aunque "se echaron a reír", como si fuese "broma". "Eso de mí no lo ha aprendido, lo traía ella de casa", ha señalado.

En cuanto al deterioro de las relaciones, el hombre ha referenciado dos episodios. Por un lado, ha mencionado unos "papeles amenazantes" que dejaron a la menor en el colegio y que según amigas suyas se los "había puesto ella misma" (aunque la madre de la pequeña ha atribuido dichas notas a "tres niños"). Ante esto, sugirió a los padres que la llevaran a un psicólogo, pero les sentó "mal".

También le sentó "muy mal" al padre el comentario que le hizo por una deuda de "bastante dinero" que tenía con él, porque tras decirle que debía "a mucha gente" le aconsejó vender un local para afrontar los pagos. Según su versión, el hombre "agarró del pecho" e "insultó" al acusado, que "antes de una semana ya tenía la denuncia puesta" por la supuesta agresión sexual.

Los hechos tuvieron lugar supuestamente, según la Fiscalía, entre 2005 y 2011, dentro de la vivienda o en un caseto de obra instalado en el jardín con cierre interior, del que el propietario ha dicho que "la llave estaba siempre puesta en la puerta".

Y "los domingos, en casa, casi ninguno", ha agregado, para indicar que solía aprovechar para pasarlos con su hijo minusválido, con una amiga o haciendo rutas senderistas.

PADRES DE LA NIÑA Y OTROS TESTIGOS

En el juicio también han declarado los padres de la víctima. El progenitor, que se enteró de lo que había sucedido el mismo día de la denuncia, ha admitido que tenía una deuda económica con su vecino, pero ha negado que eso le pudiera "mover a denunciar".

Entre otras cosas, ha corroborado que el acusado hacía regalos a su hija -"todo el día le estaba comprando cositas- y también ha indicado que a la pequeña le cambió el carácter y la "notaba un poquitín más agresiva", sobre todo con la madre.

Al mismo tiempo, apreció "más agresivo" al propio procesado, que "se metía" con su mujer, quien ha manifestado por su parte sobre este asunto que al principio el hombre estaba "obsesionado" con ella -"siempre decía que era muy guapa y que era suya"- y que "empezó a insinuarse" después, llegando a darle un beso y a decirle que se quería casar con ella. En otra ocasión, cuando estaban todos en un bar con un grupo de amigos, con ayuda de un embudo el acusado le metió agua por dentro del pantalón. "Empecé a notar que quería algo conmigo", ha expresado la mujer para explicar que a raíz de esto se produjo el distanciamiento familiar.

En cuanto a los hechos enjuiciados, y de los que la menor informó antes que a sus padres a una amiga, a su tía y a su abuela, la progenitora ha indicado que cuando se enteró de lo sucedido llevó a la pequeña a la pediatra, que a su vez les remitió a una asociación especializada en estos temas, a la que acudieron mes y medio después y denunciaron.

Y respecto al tiempo que transcurrió hasta que interpusieron la denuncia, la madre de la víctima ha achacado la demora a su situación personal, pues estaba "muy mal" desde que se enteró de lo sucedido, y a otros aspectos familiares, como el avanzado estado de gestación de su cuñada o al "miedo" a cómo reaccionara su marido cuando se enterara.

Sobre lo sucedido en sí, la mujer ha relatado que un día cuando llegó a casa la pequeña estaba "de muy mal humor" y entonces se "lo soltó". En concreto, le dijo que el vecino el "bajaba los pantalones", le "chupaba los genitales", se ponía también "encima" de ella y la "sujetaba bien", le "daba besos" y luego ella estaba "mojada". Este relato coincide con lo que la pequeña contó a su tía y a su abuela, que también han declarado, en el juicio, al igual que el otro hijo del procesado.

Este chico, con varios enfrentamientos y pleitos con su padre, ha confirmado que la niña "llegaba a pasar días enteros" en su casa, donde comía, cenaba y hasta se duchaba. Algo que a él no el "parecía natural" ni vio "jamás normal", así como tampoco los regalos que le hacía, de un "valor demasiado alto" a su juicio.

"Jamás me gustó" esa situación, ha insistido este testigo, que ha manifestado que "la niña pasó de estar todo el día" en su casa a "dejar de estar". Y cuando los vecinos le informaron de lo sucedido, el chico les alertó de que su padre tenía un billete de avión para irse a la República Dominicana. "Si es verdad lo que decís, actuad porque él se va a ir", les recomendó.

A raíz de la denuncia, el Juzgado de Instrucción decretó alejamiento del acusado de la niña, le retiró el pasaporte y le prohibió abandonar el país.

RELATO CREÍBLE Y SÍNTOMAS COHERENTES CON ABUSO

Tras los testigos, han declarado los peritos, las médicos y psicólogas que atendieron a la pequeña. Las primeras, después de las correspondientes exploraciones y evaluaciones, han concluido que "ni se afirma ni se descarta" que hubiera penetración, aunque estarían "más a favor" de que no la hubo, al no apreciar lesiones compatibles.

Las psicólogocas consideran "creíble" el relato de la víctima y entienden que el conjunto de síntomas que presentaba (tensión, alteraciones del sueño, pesadillas o incluso reacciones suicidas) es "coherente" con una situación de abuso sexual.

El fiscal ha mantenido el delito continuado de agresión sexual y pide 9 años de prisión, alejamiento e indemnización de 6.000 euros para la víctima.

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