Adams advierte de que el futuro de Irlanda del Norte no puede depender de marchas orangistas

  • Dublín.- El presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, advirtió hoy de que el futuro del Gobierno norirlandés de poder compartido no puede depender de que se resuelva el controvertido asunto de las marchas protestantes de la Orden de Orange.

Adams advierte de que el futuro de Irlanda del Norte no puede depender de marchas orangistas
Adams advierte de que el futuro de Irlanda del Norte no puede depender de marchas orangistas

Dublín.- El presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, advirtió hoy de que el futuro del Gobierno norirlandés de poder compartido no puede depender de que se resuelva el controvertido asunto de las marchas protestantes de la Orden de Orange.

Adams efectuó esas declaraciones cuando quedan menos de 24 horas para que se cumpla el ultimátum dado por Londres y Dublín para que los partidos de la provincia lleguen a un acuerdo sobre la transferencia al Ejecutivo autónomo norirlandés de los poderes de Justicia e Interior, gestionados en la actualidad por el Gobierno británico.

El mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) -que comparte el gobierno norirlandés con Sinn Fein- sostiene que sólo aceptará fijar una fecha para la devolución de eso poderes cuando se hayan solucionado otras cuestiones -inaceptables, de momento, para los republicanos- como, por ejemplo, la abolición de la Comisión de Desfiles.

Creada un año antes de la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), la Comisión supervisa y modifica las rutas de las controvertidas marchas de la Orden protestante de Orange por ciertas zonas católicas.

Adams calificó hoy de "ridículas" las intenciones de "cualquiera que crea que el precio del traspaso de poderes policiales y judiciales es permitir" marchas por ciertos barrios católicos.

"Nada se arreglará si se habla de asuntos en términos absolutos. Todavía no tenemos un acuerdo, pero esto no ha terminado todavía", subrayó el líder del Sinn Fein, que, ante la falta de una solución, contempla la posibilidad de abandonar el Gobierno de poder compartido.

El colapso del Ejecutivo de Belfast convertiría la parálisis del proceso de paz en una crisis de larga duración y obligaría a convocar elecciones autonómicas anticipadas.

El ministro norirlandés de Economía y miembro del DUP, Sammy Wilson, indicó hoy que su partido está dispuesto a llegar a un acuerdo, pero recordó que no aceptarán imposiciones de los Gobiernos británico e irlandés.

Durante una sesión plenaria, que podría alargarse hasta la próxima madrugada, todas las formaciones norirlandesas estudiarán las propuestas negociadoras presentadas por los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda, Gordon Brown y Brian Cowen, respectivamente.

"Preferiría tener un acuerdo 'Made in Ulster' -precisó Wilson- que uno traído aquí e impuesto sobre nosotros, aunque sea una propuesta planteada por Londres y Dublín. Un acuerdo 'Made in Ulster' será duradero, uno que venga de Londres o Dublín sugiere que somos incapaces de tratar estos asuntos".

Respecto a las marchas orangistas, el ministro repitió la idea de su partido de que las rutas de los desfiles pueden ser negociadas a nivel local entre las dos comunidades históricas de la provincia, sin la intervención de la Comisión.

"No creo que la cuestión de ciertas marchas sea asunto de los negociadores. Estamos locos si pensamos que la intervención de los políticos garantiza una solución", añadió Wilson.

Al margen del duro cruce de declaraciones de las principales formaciones, el nacionalista moderado Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP, cuarta fuerza de la provincia) se declaró hoy optimista respecto a la firma de un acuerdo aceptable para todas las partes.

Su líder, Mark Durkan, informó de que los partidos han intercambiado borradores de trabajo y están "centrados" en resolver las diferencias.

"Tenemos la sensación hoy de que existe más perspectiva, la gente reconoce la importancia de las demandas individuales, pero también reconocen la importancia de la cuestión central, que se pueda completar la devolución", explicó Durkan.

"Una imagen de parálisis, enfrentamiento y recriminación -añadió el dirigente nacionalista- no contribuye a la buena reputación de la política en general".

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