Adiós a "La sonrisa etrusca" de José Luis Sampedro

  • Eduardo Bielsa.

Eduardo Bielsa.

Madrid, 9 abr.- En su interior de una de sus famosas novelas hablaba del paso del odio al amor y del choque entre dos mundos diferentes: la ciudad y el pueblo. Sin embargo, José Luis Sampedro, siempre dibujó "La sonrisa etrusca" en su implicación social, y también, en el teatro, donde se adaptó sobre las tablas esta obra escrita en 1985.

Dirigida por José Carlos Plaza, la función estuvo protagonizada por Héctor Alterio y Nacho Castro, quienes recuerdan en declaraciones a Efe la figura de este escritor y humanista barcelonés, fallecido en la madrugada de ayer a los 96 años.

Así, para Plaza, Sampedro siempre fue un hombre "comprometido con su país y su gente", manteniendo su lucha por el ser humano y la solidaridad.

Porque quienes conocen al ciudadano Sampedro, comparten un sentimiento, su gran implicación social en los últimos años, donde el barcelonés se sumó en 2011 al movimiento de los indignados del 15-M. "Era espléndido, generoso y humilde", añade el director.

Plaza fue el director ese mismo año de "La sonrisa etrusca", el primer texto del humanista que se subió a las tablas gracias a la adaptación y al trabajo de Juan Pablo Heras.

"Cuando se presentó en la primera lectura, nos dijo que había sido un regalo que le hacía la vida", recuerda.

Entonces, Sampedro compartía mesa con dos de los actores principales de la obra, Alterio y Castro, artífices de una historia de amor y cuento que mantenía los tintes autobiográficos de su autor.

"Llevarla a escena fue maravilloso, no se me ocurre otra palabra", admite Castro, para quién conocer a Sampedro ha supuesto una oportunidad tanto a nivel personal como profesional.

"Fue un encanto desde el primer momento. Nos dio consejos y sugerencias y siempre estuvo entusiasmado", añade el actor, que destaca la labor de adaptación a cargo de Heras.

Para Castro, Sampedro, fue una persona humilde y comprometida, y afirma que durante una de sus charlas con él, el escritor le confesó que le hubiera gustado ayudar todavía más, pero que su salud era ya un impedimento por entonces.

"Nos trató con todo el amor y con toda la humildad, como un niño pequeño", agrega el actor. Un sentimiento que también comparte Alterio, para quién conocer a Sampedro fue un verdadero "descubrimiento".

"Aunque ya había leído la novela, no fue hasta la primera lectura del guión cuando lo conocí por primera vez. La impresión que me dio fue la de una persona mayor que tenía aspecto juvenil y mantenía interés y sentido del humor", resalta el interprete argentino.

Aunque lo volvió a ver en otras ocasiones, continua Alterio, siempre le recordó las mismas sensaciones de su primer encuentro, y su fuerte curiosidad por todo lo que le rodeaba.

"Tener su presencia fue un galardón adicional a la obra", admite. Y es que, "La sonrisa etrusca" se paseó con éxito por España, gracias a un estreno que contó con la presencia de Sampedro, quién pronunció un discurso en el que emocionó a las butacas.

"Aquel día estaba tan feliz como un niño. Es una inmensa pena que su muerte le haya pillado en este momento de corrupción y no haber visto uno de sus sueños cumplidos: el estado de felicidad para el hombre", concluye Plaza, para quien Sampedro siempre mantendrá su sonrisa etrusca.

Mostrar comentarios