"La vida del presbítero no es una oficina burocrática o unas prácticas litúrgicas o religiosas que deben ser asistidas, sino jugarse la vida por el Señor y por los hermanos, llevando en la propia carne las alegrías y las angustias del pueblo", ha señalado el Pontífice.
Francisco ha señalado que para el sacerdocio es necesario "pasar tiempo de escucha para sanar las heridas de los demás y ofreciendo a todos la ternura del Señor".
Durante su discurso, en el que ha reflexionado sobre la nueva Ratio Fundamentalis, documento que regula la formación de los sacerdotes católicos, el Papa ha puesto en valor "el camino para formar al discípulo misionero". En este sentido, ha destacado dos aspectos: "la fascinación por la llamada y la exigencia desafiante que ello comporta".
"Los sacerdotes jóvenes sienten una profunda alegría y la fuerza de la unión recibida, pero su espalda comienza a cargarse gradualmente por el peso de la responsabilidad, de los numerosos compromisos pastorales y de las expectativas del Pueblo de Dios", ha especificado.
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