Andalucía, a la cabeza

Las agresiones a los médicos siguen en aumento: así se protegen en la consulta

Hospital coronavirus España urgencias
Hospital coronavirus España urgencias
EFE

Una enfermera vacuna a una paciente. La mujer se va a casa y horas después le da una reacción. 16 familiares acuden al centro preguntando por ella. Ya se había acabado su turno. Situaciones así en las consultas de atención primaria y urgencias son más comunes de lo que nos imaginamos. El pasado año la Policía Nacional tramitó hasta 294 denuncias de agresiones a profesionales sanitarios con 322 víctimas, de las que la mayoría fueron mujeres. Andalucía encabeza esta lista de ataques que suelen desencadenarse por la queja sobre el tiempo de espera, la atención, la negativa a dispensar un medicamento o la firma de una baja laboral. 

Cuatro miembros del personal sanitario de Andalucía sufrió una agresión al día el pasado año. La cifra se duplica respecto al dato de 2018. Desde la Federación de Sanidad y sectores socionsanitarios de CCOO en la comunidad andaluza aseguran a La Información que la falta de personal es el primer problema que hay que atajar. "Estamos muy preocupados porque en el 2019 se ha batido récord de agresiones y hay que seguir andando el camino para erradicarlo", indican.  

Ayer el SAS y los sindicatos de la Mesa Sectorial de Sanidad aprobaron por unanimidad el nuevo 'Plan de Prevención y Atención de agresiones para los profesionales de sistema sanitario público' en el que se llevan años trabajando (desde que se aprobó en 2007) y donde se recogen actualizaciones de las medidas preventivas ya implantadas para disminuir esas agresiones a los profesionales de la sanidad que en Andalucía aumentó el pasado año en un 35,38%. 

En el nuevo texto se mejoran medidas ya implementadas como  un programa de acompañamiento y una guía de prevención en cada centro. También se habilitan canales ágiles y rápidos para que la persona que sufre una agresión, ya sea verbal o física, no esté solo momentos después de ser agredido. Además, se facilitará atención psicológica durante el tiempo que sea necesario. También se contempla una campaña divulgativa, "algo que desde CCOO llevamos tiempo solicitando". Para ello son varios los centros en los que ya se leen carteles para concienciar  contra las agresiones con el lema 'No + agresiones al personal de sanidad'. 

En el texto también se recoge que la tarjeta identificativa del personal de los centros asistenciales contenga únicamente el nombre y la categoría profesional. Son varios los testimonios que han llegado hasta el sindicato de facultativos agredidos que "sienten miedo, no quieren volver a la consulta porque temen represalias hacia él o su familia". Las personas que agreden son sus pacientes, con los que tendrá que volver a verse en posteriores consultas. 

El comisario Javier Galván, interlocutor del cuerpo con el sector, desatacaba ayer  que el pasado año se han conseguido frenar estas agresiones a nivel nacional, cuatro menos que en 2018, si bien el número de víctimas ha sido el mismo. De estas víctimas, el 58% fueron mujeres frente al 42% de profesionales sanitarios hombres, en tanto que la Policía detuvo o investigó a 196 hombres y 120 mujeres.

El balance, el tercero que la Policía Nacional desde que en 2017 se pusiera en marcha la figura del interlocutor policial con los centros, incluye también un programa de actuaciones preventivas, fundamentalmente charlas en centros sanitarios. "No es que nos enseñen técnicas de defensa, sino más bien ayuda en técnicas de comunicación, de escucha empática ante una situación que puede ser tensa", señalaba el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, Serafín Romero.

Son numerosos los profesionales sanitarios que ya están asistiendo a los cursos cuyo objetivo en Andalucía es enseñar a los trabajadores de los centros sanitarios del SAS a utilizar las habilidades sociales necesarias para evitar situaciones de conflictos con los usuarios y a saber el procedimiento a seguir en caso de que se produzca la agresión. Lo que se persigue es enseñarles a identificar los indicadores de riesgo más frecuentes de la conducta agresiva por parte de los usuarios e intentar reconducirlo o, llegado el caso, defenderse.

Otra de las medidas para luchar contra las agresiones y que también se recoge en ese plan andaluz es el ya conocido botón del pánico. El nuevo plan de prevención andaluz recoge que la tolerancia cero contra las agresiones comienza en el mismo momento en que se produce, situando al agresor en la posición más incómoda posible ante los agredidos y la Comunidad. Por ello ve fundamental disponer conjuntamente de distintos dispositivos de alarma en los centros. 

El texto recoge que el timbre antipánico sea un dispositivo independiente, al alcance de los profesionales y que pueda ser accionado por presión o contacto y que provoque la activación de una señal acústica (y otra luminosa en puerta exterior de la consulta del profesional afectado) lo suficientemente potente para que se escuche en el servicio y permita  identificar el lugar donde se está produciendo la agresión, provocando así la reacción del servicio de seguridad, los profesionales y los usuarios.

Otra medida es el software antipánico en los ordenadores. Está instalado en numerosos centros, pero aseguran que es necesario atender las solicitudes de aquellos centros que hayan solicitado su instalación. Consiste en pulsar una combinación de teclas en el ordenador que activan una alarma colectiva y silenciosa en el resto de ordenadores.

El Plan, que será aprobado por Consejo de Gobierno previo a su publicación en BOJA, integra las aportaciones del grupo de trabajo creado por la Consejería de Salud y Familias y en el que han participado los agentes sociales, asociaciones de pacientes, letrados de la Administración Sanitaria y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

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