Aguilar: conversaciones entre EEUU y España por Palomares siguen avanzando

Cuevas de Almanzora (Almería), 19 sep.- La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Rosa Aguilar, ha afirmado hoy que las conversaciones entre los gobiernos estadounidense y español para la limpieza de la radiactividad de la pedanía de Palomares "se siguen produciendo y avanzando".

En declaraciones a los medios de comunicación tras inaugurar la desalinizadora del Bajo Almanzora (Almería), Aguilar ha confiado en que el Gobierno de Estados Unidos "se implique para conseguir la limpieza" de la zona, contaminada desde que cayeran por accidente varias bombas de un avión estadounidense en 1966.

Aguilar ha recordado que hay una exigencia "clara y concisa" del Gobierno español al estadounidense, si bien ha admitido que el problema no se puede solucionar "en un día".

"Yo, como ministra de Medio Ambiente, lo que quiero es que se llegue a un acuerdo cuanto antes", ha remarcado.

Los terrenos de Palomares, pedanía perteneciente al municipio almeriense de Cuevas de Almanzora, permanecen contaminados desde que hace 45 años el choque en pleno vuelo de un bombardero estadounidense B-52 con un avión nodriza en una maniobra de aprovisionamiento causara la caída de cuatro bombas termonucleares, que no llegaron a explosionar, pero liberaron plutonio radiactivo.

Técnicos estadounidenses realizaron el pasado mes de febrero una visita a la zona, en la que el portavoz de la embajada estadounidense en Madrid, Jeff Galvin, expresó el "compromiso" del gobierno de Estados Unidos para alcanzar una solución "aceptable para España".

No obstante, el posible traslado de la tierra contaminada a Estados Unidos sigue pendiente de un acuerdo entre ambos gobiernos.

Un estudio de caracterización realizado por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) reveló que en el subsuelo de Palomares todavía quedan unos 6.000 metros cúbicos de tierra contaminada, repartidos en tres grandes áreas y una superficie total de 41 hectáreas.

Según el CIEMAT, que ha diseñado un plan consistente en el cribado del terreno para retirar la tierra contaminada, no existe riesgo alguno para la salud de los vecinos, puesto que la contaminación es residual y se encuentra bajo superficie, en zonas protegidas y valladas.