AI pide libertad del preso japonés que lleva 43 años esperando la ejecución

  • Amnistía Internacional ha realizado hoy un acto en el madrileño Parque del Retiro para pedir a Japón la puesta en libertad del preso Iwao Hakamada, que lleva en el corredor de la muerte en espera de ser ejecutado 43 años.

Madrid, 14 oct.- Amnistía Internacional ha realizado hoy un acto en el madrileño Parque del Retiro para pedir a Japón la puesta en libertad del preso Iwao Hakamada, que lleva en el corredor de la muerte en espera de ser ejecutado 43 años.

El acto, en el que han exigido el fin de la pena de muerte, también se ha denunciado la situación en Bielorrusia, único país europeo en el que se aplica la pena de muerte, ha estado acompañado por las actuaciones del Coro de Voces Creativas y del Coro Gospel, que han sido seguidas por grupos de personas que se encontraban en el parque y seguidores de AI.

El actor Roberto Enriquez ha leído el Manifiesto contra la pena de muerte, que comienza con una carta de Kumamoto Norimichi, uno de los tres jueces de la causa instruida en 1968 contra Hakamada, en al que dice que "fue recluido y obligado a confesar porque la policía lo había arrestado", y que renunció a su puesto de juez por no poder convencer a los otros de la inocencia del acusado.

Hakamada, en 1966, fue declarado culpable de múltiple asesinato, del que se declaró culpable tras el interrogatorio policial durante 20 días sin abogado, aunque más tarde se retracto y denunció que fue sometido a malos tratos y obligado a confesar. Están pendientes varios recursos presentados en su favor.

El manifiesto recuerda que el pasado 10 de octubre se celebró el Día Mundial Contra la Pena de Muerte y que aunque en el último año se han dado pasos positivos con la incorporación de países como Togo, Burundi o Gabón a la lista de 96 estados sin pena de muerte, aun hay 17.000 personas en los corredores de la muerte en todo el mundo.

Amnistía Internacional ha exigido el fin de la pena de muerte, ya que es un castigo "arbitrario e irreversible", es la negación más extrema de los derechos humanos, y también es discriminatoria contra las personas económicamente desfavorecidas, como las minorías raciales, étnicas o religiosas.

Además de violar el derecho a la vida, nunca se podrá eliminar "el riesgo de ejecutar a una persona inocente", añade AI.

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