Entre los muertos figuran 21 bomberos, indicó el responsable adjunto de propaganda de la ciudad en una rueda de prensa.
Cientos de personas más resultaron heridas por las explosiones en un depósito de mercancías peligrosas, que generaron temores sobre una eventual liberación de productos químicos peligrosos para la población.
Las autoridades chinas aún no pudieron explicar el origen de la catástrofe y siguen investigando lo ocurrido.
Un equipo de 217 militares especializados en armas nucleares, bacteriológicas y químicas iniciaron el jueves operaciones de limpieza, según la agencia de noticias Xinhua.
La catástrofe recuerda el pésimo balance del país en términos de seguridad industrial, con unas normas que se suelen ignorar o aplicar de forma muy laxista.
En julio, 15 personas murieron y más de una decena resultaron heridas en una explosión ocurrida en un almacén ilegal de fuegos artificiales en la vecina provincia de Hebei.
Y, en agosto de 2014, 146 murieron en la explosión de una fábrica de piezas de recambio de vehículos cerca de Shanghái.
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