Alemania, ante el difícil desafío de integrar a nuevos inmigrantes

  • La canciller Angela Merkel insiste en que Alemania logrará integrar a los centenares de miles de nuevos inmigrantes, pero expertos y residentes extranjeros advierten de que queda mucho trabajo por hacer para evitar su marginación o que caigan en la delincuencia.

Desde hace 23 años, Behshid Najafi está especializada en mujeres migrantes, a las que ayuda a sortear los obstáculos burocráticos y administrativos, conseguir ayudas sociales o encontrar trabajo.

"Podemos lograrlo, como dice la señora Merkel, a condición de que (...) encontremos para ellos alojamiento accesible, que tengan una cierta seguridad jurídica, formación que les permita acceder a empleos, cursos de alemán (...) y eso solo son los principales puntos", advierte.

Nadie, ni siquiera la canciller, pretende que integrar en Alemania a 1,1 millones de demandantes de asilo en 2015 sea sencillo.

Pero Najafi, de 59 años y origen iraní, va más allá. Para ella, el país debe extraer la lección de cómo se gestionaron las olas precedentes de inmigración. En el pasado, muchos se quedaron al margen de la sociedad, porque el Estado solo los consideraba "trabajadores invitados", esos "Gastarbeiter" que en teoría debían marcharse cuando sus contratos terminaran.

En la posguerra, el Estado llamó a turcos y nacionales de otros países para trabajar en Alemania y hacer posible el llamado milagro económico alemán. Pero cuando el programa de contratación se detuvo en 1979, muchos trabajadores que habían llegado solos, decidieron quedarse y hacer venir a sus familias.

"Como dijo un escritor, Alemania contrató a trabajadores y se encontró con seres humanos", recuerda uno de los responsables de la comunidad turca de Colonia, Hakan Aydin.

"Y Alemania no estaba preparada", subraya Najafi. "La primera generación nunca fue a clases de alemán. Las clases de integración obligatoria empezaron hace diez años, mientras que Alemania arrastra una historia de 60 años de inmigración", recuerda.

Hasta el año 2000, los hijos de migrantes no podían solicitar la nacionalidad alemana y aún en la actualidad, conseguir tener la doble ciudadanía es toda una odisea.

Por ese motivo, para muchos ser alemán "permanece ligado a la idea tradicional de la sangre alemana, y no puedes ser alemán si no eres blanco", afirma una colega de Najafi, Danie Klein.

Para Najafi, la nueva generación de migrantes deberá ser gestionada de forma radicalmente distinta e ir más allá de las medidas provisionales: "No lo lograremos si se quedan alojados en gimnasios, sin trabajo, sin conocimiento de la lengua y sin perspectivas".

"Son un 70% de hombres y (de no encontrar trabajo) temo que de aquí a un año se conviertan en delincuentes. Las mafias de la droga y las bandas (criminales) están esperando para reclutarlos", asegura.

Las agresiones de Nochevieja en Colonia, atribuidas en la práctica totalidad a personas de origen extranjero, han suscitado en el país el miedo a un aumento de la criminalidad y de las tensiones raciales y culturales, en oposición a la ola de solidaridad vivida en el verano de 2015, cuando miles de alemanes ayudaron a instalarse a los recién llegados.

Según un reciente sondeo, el 57% de los encuestados temen que crezca la criminalidad. La extrema derecha sigue ganando terreno, como en Colonia, donde el sábado 1.300 personas se manifestaron contra los migrantes, en la protesta más grande hasta la fecha en esta ciudad.

Pero Aydin prefiere ser optimista: "Yo no creo que la opinión pública esté dando un vuelco" asegura. Este líder de la comunidad turca cree que los alemanes pueden ver cómo la mayoría de los refugiados están agradecidos por recibir asilo y, simplemente, quieren poder estudiar y trabajar. En definitiva, hacer una vida normal.

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