Alemania recupera la negra memoria de la administración de los campos nazis

  • La antigua Central de Inspección de Campos de Concentración nazi (IKL) acoge desde hoy una nueva exposición permanente con el objetivo de recuperar la negra memoria de la institución que gestionó las instalaciones en las que murieron dos millones de personas entre 1934 y 1945.

Berlín, 27 oct.- La antigua Central de Inspección de Campos de Concentración nazi (IKL) acoge desde hoy una nueva exposición permanente con el objetivo de recuperar la negra memoria de la institución que gestionó las instalaciones en las que murieron dos millones de personas entre 1934 y 1945.

El alargado edificio en forma de "T", ubicado en la localidad de Oranienburg, en los alrededores de Berlín, fue construido entre 1938 y 1939 por encargo del jefe de las SS, Heinrich Himmler, para albergar en las cercanías del campo de concentración de Sachsenhausen la oficina de administración de los campos, que había sido creada en 1934.

El campo de Sachsenhausen fue el enclave usado por los nazis como modelo para el resto de centros del terror y en él fueron confinadas unas 200.000 personas desde su apertura en 1936 hasta 1945, de las cuales varias decenas de miles murieron víctimas de los abusos a los que fueron sometidos por los hombres de las SS hitlerianas.

Según explicó a los periodistas al presentar la exposición el director de la Fundación de Lugares de Conmemoración de Brandeburgo (este de Alemania), Günther Morsch, se trata del "edificio original más importante y significativo" que existe todavía relacionado con la administración de los campos de concentración nazis durante el Tercer Reich (1933-1945).

Desde el antiguo edificio de Inspección, que actualmente hace las funciones de oficina de la agencia tributaria de Oranienburg, se organizó la totalidad del sistema de campos de concentración que, en su momento de mayor apogeo, llegó a contar con treinta y dos campos principales y alrededor de mil centros más dependientes de aquellos.

En este lugar, alejado tan sólo unos treinta y cinco kilómetros de la capital alemana, alrededor de cien hombres, bajo el mando primero de Theodor Eicke (1934-1939) y posteriormente de Richard Glücks (1939-1945), decidieron sobre la vida y la muerte de millones de personas, entre ellos muchos judíos y gitanos.

En la IKL, relató Morsch, se tomaban todas las disposiciones sobre los presos, desde la alimentación, la vestimenta y el alojamiento, hasta su transporte a otros campos, la experimentación médica, el trabajo forzado o las ejecuciones masivas.

En la exposición, limitada a una sala, se muestran elementos procedentes de los campos, como una balanza para el pan proveniente del campo de Buchenwald (centro de Alemania), o una lata de Zyklon B, el gas venenoso que utilizaron los nazis en los asesinatos masivos perpetrados en las cámaras.

Estos objetos originales se combinan con instalaciones multimedia e interactivas con el objeto de que el visitante pueda "sumergirse" en la historia del lugar y evitar al mismo tiempo "una banalización del pasado y su caída en el olvido" expuso Morsch.

"Pretendemos, sobre todo, enseñar las consecuencias de las decisiones que se tomaron en este lugar", añadió.

La recuperación de la memoria de un lugar con un "especial significado histórico", y que cuenta todavía con muy poca literatura, es el motivo principal de la muestra que este domingo abre sus puertas con carácter permanente.

Morsch deseó que a partir de ahora "cuando alguien quiera tomar un taxi desde la estación de Oranienburg hasta aquí, el taxista no identifique este lugar simplemente como el de la oficina de la agencia tributaria".

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