Alertan de la contaminación marina y de la falta de control de situación

  • La fuga de agua radiactiva de Fukushima representa un serio problema de contaminación marina y demuestra la falta de control de la situación por parte de su operadora (TEPCO) y el Gobierno de Japón, han coincidido hoy en denunciar Greenpeace y Ecologistas en Acción.

Madrid, 22 ago.- La fuga de agua radiactiva de Fukushima representa un serio problema de contaminación marina y demuestra la falta de control de la situación por parte de su operadora (TEPCO) y el Gobierno de Japón, han coincidido hoy en denunciar Greenpeace y Ecologistas en Acción.

La fuga de 300 toneladas diarias de agua radiactiva de la central de Fukushima es el peor incidente en la planta desde el estallido de la crisis nuclear en 2011.

En declaraciones a Efe, el portavoz de energía de Greenpeace, Julio Barea, ha subrayado que la situación de Fukushima no está "ni mucho menos controlada", y ha acusado a la compañía eléctrica TEPCO de "estar completamente inoperativa".

Al respecto, ha reiterado la petición de su organización para que el Gobierno de Japón asuma las tareas de control y los trabajos que se llevan a cabo en el emplazamiento nuclear de Fukushima.

Después de subrayar que tanto China como Corea del Sur han expresado su preocupación por lo ocurrido, Barea ha recalcado que los océanos no entienden de fronteras y lo que se vierte "llega a todas partes y, en consecuencia, está aumentado la contaminación radiactiva del planeta a través de los mares y la atmósfera".

"Es un tema muy grave", ha apostillado el responsable de la campaña de energía de Greenpeace, en cuya opinión la central japonesa tiene cada vez un problema mayor.

Por último, se ha preguntado qué va a hacer TEPCO ante tal volumen de residuos radiactivos líquidos de "alta radiactividad".

En la misma línea, el portavoz de energía nuclear de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, ha considerado que los vertidos de "decenas de miles de toneladas de agua radiactiva al mar" es una catástrofe ecológica de "primer orden".

"Se están contaminando los fondos y ecosistemas marinos y Japón queda condenada a realizar controles de las aguas, de las especies pescadas y de la algas durante décadas", ha añadido Castejón.

Ni la empresa responsable, TEPCO, ni las autoridades japonesas "han sabido reaccionar a tiempo y valorar la dimensión del problema".

Las acciones a tomar, según este portavoz, pasan por frenar fugas mediante la impermeabilización del terreno, tal y como se está haciendo ahora, y por bombear el agua de las filtraciones y almacenarla como residuo radiactiva.

"Esto generaría -ha dicho- el problema adicional de la gestión de las enormes cantidades de agua radiactiva".

Tanto Castejón como Barea han coincidido asimismo en que hay que prescindir de la energía nuclear y sustituirla por energías limpias.

La operadora de Fukushima estima que desde el inicio de la crisis atómica en 2011 podría haber vertido al mar hasta 30 billones de becquereles de material contaminado, en medio de su batalla por contener mayores fugas radiactivas.

Según los datos que maneja Tokyo Electric Power (TEPCO), la central ha podido verter en la bahía artificial frente a los reactores de la planta hasta 10 billones de becquereles de estroncio y 20 billones de becquereles de cesio desde que se desató la crisis atómica tras el tsunami de marzo de 2011.

El cálculo aproximado de TEPCO, que es docenas de veces superior a los límites permitidos, se realizó tras analizar los niveles radiactivos detectados en el agua frente a la planta y en las fugas producidas desde que se desató el accidente nuclear.

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