Quince detenidos

Alertan de la estafa que ya ha robado 1,5 millones a los jubilados: el vishing

Quince detenidos por estafar haciéndose pasar por empleados de telefonía y conseguir todos los datos bancarios de las víctimas. 

Billetes de euro.
Alertan de la estafa que ya ha robado 1,5 millones a los jubilados: el vishing
Imagen de Pera Detlic en Pixabay

La estafa del 'vishing' vuelve a cebarse con los jubilados. La Policía Nacional acaba a quince personas en un golpe contra una organización criminal que llegó a estafar un millón y medio de euros a víctimas, principalmente mayores de 65 años, simulando ser empleados de empresas de telefonía para lograr hacerse con datos personales.

Según ha informado el cuerpo este martes, han sido arrestados un total de quince sospechosos, entre ellos los cabecillas de la banda, en Madrid, Barcelona y Sant Adrià de Besòs (Barcelona) por estafar a más de 150 personas mediante "vishing", una técnica que consiste en ganarse la confianza de las víctimas por teléfono para obtener datos sensibles como credenciales bancarias.

La investigación comenzó en verano del pasado año a raíz de numerosas denuncias por fraude que describían un mismo "modus operandi": los estafadores se hacían pasar por trabajadores de operadoras de telefonía móvil y contactaban con los supuestos clientes para ofrecerles una oferta o una rebaja en el precio de sus servicios.

Para darle mayor verosimilitud al engaño, los criminales, a quienes se imputa un delito de estafa y otro de pertenencia a organización criminal, se hacían con todos los datos personales de sus interlocutores, así como con los relativos a los productos que tenían contratados con su operadora de telefonía, lo que hace pensar que podrían haber obtenido esta información confidencial de trabajadores de la compañía.

Cuando los delincuentes ya se había ganado la confianza de las víctimas, intentaban obtener las credenciales de su banca por internet para operar con ella de manera fraudulenta. Para ello, desvinculaban los elementos de confirmación que suelen tener los usuarios en su banca "online" para recuperar sus contraseñas y vinculaban los suyos propios, de tal manera que, al cambiar la contraseña, era la organización criminal la que recibía la nueva.

Una vez que accedían a la cuenta de la víctima, extraían todo el saldo existente mediante transferencias bancarias, a través de aplicaciones móviles o con reintegros de efectivo en cajeros, al tiempo que daban de alta tarjetas de crédito que empleaban para comprar en comercios por internet. La mayoría de las víctimas localizadas tenía más de 65 años, por lo que, al no estar tan acostumbradas a utilizar las nuevas tecnologías, eran más susceptibles de caer en el engaño.

Para evitar ser detectados, los delincuentes cambiaban de piso regularmente, realizaban los desplazamientos en patinetes eléctricos por zonas peatonales para dificultar que los siguieran, cambiaban frecuentemente de móvil y utilizaban "mulas" para mover el dinero y recibir los paquetes que contenían los envíos de las compras realizadas, que siempre se repartían en una zona determinada del área metropolitana de Barcelona.

La organización tenía también una ramificación en Perú, de manera que los máximos responsables en España estaban en contacto con una parte del grupo instalada en el país sudamericano -cuyos miembros podrían ser arrestados próximamente- encargada de acceder a la banca por internet de las víctimas para realizar las transferencias y compras.

En el marco del operativo, agentes de la Policía Nacional llevaron a cabo seis entradas y registros en las viviendas de los cabecillas en Barcelona y Sant Adrià de Besòs, en cuyo interior intervinieron numerosos artilugios adquiridos con las tarjetas de las víctimas, como móviles y televisores de alta gama, relojes de lujo, ropa de firma, un vehículo y 60.000 euros en efectivo.

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