Ana Diosdado, Max de Honor, "antisocial" pero querida por sus compañeros

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 4 abr.- Ni humilde, ni sociable, dice ella, pero tan querida por sus compañeros que hoy le han otorgado el Premio Max de Honor de las Artes Escénicas por una vida, "¡casi 50 años!" dedicada a escribir, actuar y dirigir en un país que le sugiere "muchas cosas" y sobre el que no descarta una obra.

La creadora, que recibirá el galardón que concede la Fundación Autor de la Sociedad General de Autores de España (SGAE) en la ceremonia de fallo y entrega de la XVI edición de los premios, el próximo 13 de mayo, ha merecido el Max de Honor por "ser una de las dramaturgas más relevantes de la escena española".

Lleva inmersa en la escritura de una novela sobre Juana de Arco "varios años" y en la dramatización de la vida de su madrina, la actriz Margarita Xirgu, un tiempo también largo pero ella, dice en una entrevista con Efe nada más conocer su distinción, es "mujer reposada" que se toma todo con tiempo "y distancia", la misma que quiere coger para escribir sobre lo que está pasando en España.

De su "ojo" para captar lo esencial de lo que ocurre y conectar con el público da cuenta un texto como "Los ochenta son nuestros" (1986), sobre la sociedad española en la época de la transición, un análisis tan acertado que se ha representado de nuevo, con dirección de Antonio del Real, en 2010.

Sobre la corrupción "e imputaciones varias", sintetiza elegante, querría escribir una obra pero prefiere "tomar un poco de distancia" para que personajes como los desahuciados adquieran su verdadera dimensión.

Está orgullosa de que obras tan populares como "Anillos de oro", que emitió TVE en 1983, se esté reponiendo 20 años después en La 2.

Ayer vio el segundo capítulo, el que protagonizan Ana Obregón e Imanol Arias, y contempló con satisfacción que su propuesta sobre las separaciones y divorcios "resiste estupendamente el paso del tiempo".

"No es que haya envejecido bien, es que no ha envejecido", presume.

Amelia de la Torre, Fernando Delgado, José María Rodero, Luis Escobar, María Isbert, Queta Claver, José María Caffarel, Paco Valladares, María Asquerino, Alberto Closas, Mari Carmen Prendes, Juan Luis Galiardo, José Bódalo, María Luisa Ponte o Agustín González son algunos de los "muy, muy grandes" que aparecieron en sus trece episodios.

"Ahora no sería posible, porque son irrepetibles, pero tampoco hay que estancarse. Surgen nuevas firmas, nuevas caras y todos, todos son, al fin, compañeros", subraya.

De su paso por la SGAE, de la que fue su primera presidenta, entre 2001 y 2007, explica que intentó "a título personal", "porque no tenía ningún poder ejecutivo", denunciar las cosas que no le gustaban, especialmente a partir de que llegaron a la institución "dos personas" que no le gustaban nada y de las que no quiere dar el nombre.

"Ya estábamos entonces como eméritos y yo no lo había pasado nada bien durante mi presidencia, así que decidí alejarme totalmente. Luego me encontré con que había entrado aquí el séptimo de caballería -la Guardia Civil, para registrar la SGAE y detener a Teddy Bautista- y me pregunté por qué no lo habían hecho antes".

A pesar de que nació en Buenos Aires, este mes de mayo hará 75 años, y que tiene la doble nacionalidad, se considera española, porque "genes y vida" así lo mandan.

Admitiendo a regañadientes que tiene "talento", asegura que sobre todo lo que la acompaña es "la suerte" y por eso ha estado con personas tan especiales como el que fue su marido 20 años, Carlos Larrañaga, o ha sabido encajar tan bien siempre con el público. "Suerte, mucha suerte, eso es lo que yo tengo", remacha.

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